Una novela sobre mujeres y un ensayo del paisaje triunfan en los Premis Octubre

Nogué, que es catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Girona y director del Observatori del Paisatge de Catalunya, fue galardonado con el premio Joan Fuster de ensayo por Paisatge, territori i societat civil. En él, el autor destaca "el papel del paisaje en la consolidación de identidades territoriales. El paisaje es el rostro del territorio. Y los paisajes cotidianos tienen que devenir paisajes que nos hagan sentir identificados".

Según el profesor, "no hay paisajes inocentes, sino que todos tienen una construcción cultural, social, ética y política". Además, el ensayo propone la introducción del paisaje en las políticas territoriales y en la cultura, con el fin de evitar su destrucción. "Los paisajes son dinámicos, pero se tienen que transformar y no destruir. Hay que distinguir entre evolución y destrucción".

Josep Murgades, miembro del jurado, alabó el texto de Nogué, puntualizando que "no siempre es obvio que a los premios de ensayo se presenten ensayos tal como los definía Ortega y Gasset: ciencia menos la prueba explícita".

Por su parte,la escritora de Bétera Raquel Ricart obtuvo el premio Andrómina de narrativa por Les ratlles de la vida. "Esta novela", declaró la miembro del jurado Núria Cadenes, "nos llamó la atención desde la primera frase, aunque tiene muchos otros aspectos que la hacen destacar. Es una novela sincera y tierna, pero con toques de malicia. Además, la autora utiliza un lenguaje muy trabajado".

Les ratlles de la vida trata la historia de cuatro generaciones de una misma familia, con las mujeres como hilo conductor. "El amor, la alegría y la muerte son cruciales en esta novela que, según la autora, "era la novela que quería escribir porque me sentía heredera de las personas anónimas que han condicionado mi existencia. Les ratlles de la vida son las que el goteo de la vida deja en una persona, haciéndola única y diferente".

El premio Vicent Andrés Estellés de poesía le fue otorgado a la barcelonesa Celia Sánchez-Mústich, por On no sabem. Sus poemas hablan de la incerteza de la vida y del amor, a partir de lo más cotidiano, a través del enigma, la paradoja y la fe.

La poetisa explicó que "en On no sabem, los objetos más comunes se convierten en una puerta a reflexiones metafísicas. Conviven imágenes cotidianas con otras inaprensibles, que realmente son la misma realidad, pero vista desde diferentes miradas".

Sánchez-Mústich añadió: "hacemos poemas para no tener que hablar de ellos, sobre todo si se trata de tus propios poemas".

Por su parte, el premio Octubre de Teatro recayó sobre la obra Taula de canvis, del escritor y actor de Carcaixent Francesc Adrià.

Esta obra "plantea una situación utópica en la que una minoría de piratas pueden cambiar las reglas del mercado". El hilo conductor de la obra es un diálogo entre un hacker de una asociación secreta y un especulador sin escrúpulos.

La globalización, la informática, el rap y el capitalismo más salvaje son los ingredientes principales del argumento. "Es difícil hablar de economía en el escenario, pero intenté enfocarlo desde la obsesión por los beneficios que tienen muchos empresarios".

"La obra la escribí cuando me quedé, como muchas otras personas, en el paro en el año 2008", contó el autor, "y veía a mi hijo enganchado al ordenador y a la música rap, y en él basé el personaje del hacker. Fue un periodo muy fructífero".

Diversidad temática y formal

Los miembros del jurado coincidieron en que la calidad de las obras que habían presentado a esta XXXIX edición era muy alta. Todos mencionaron, además, la gran diversidad temática y formal de los textos candidatos. "Los temas en narrativa iban desde novela gótica o histórica hasta contemporánea, cuando estamos acostumbrados que los temas recurrentes sean los que más están de moda", declaró Cadenes.

Al cierre de esta edición, tenía lugar la entrega de premios en una gala que clausuraba la semana de los Octubre, durante la que se se desarrollaron distintos congresos.