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Los cambios ortográficos consensuados por las 22 Academias de la Lengua Española han supuesto un cambio no solo de escritura sino de dicción. Y para los expertos este pequeño impacto social pasará en breve y todos sabremos saltarnos la "ch" y la "ll" al declamar el abecedario, y decir "ye" en vez de "i griega". Pero ante las opciones propuestas, hay quien se niega a eliminar la tilde de los pronombres "este" y "esta", y del adverbio "solo" . Oportunas o no, convenientes o no, el objetivo parece fijarse en la simplificación de los modos ortográficos y en unificar aún más una lengua. Pero la división es también entre los mismos expertos.

Carmen Alemany, catedrática de Literatura de la Universidad de Alicante, no ha encajado muy bien estos cambios. "Lo de la "ye" lo llevo muy mal porque mis apellidos son Alemany y Bay, ahora pienso en deletrearlos y me suena extrañísimo". Para la profesora, cambiar la "i griega" "no tiene sentido". O más bien, "parece que a veces quieren eliminar las referencias clásicas, que hoy en día están tan desprestigiadas. Como "quórum" que ahora será "cuórum", que también es latín". Lo peor, afirma, "es que esto venga de las academias de la lengua, no dudo de su criterio, pero tendrían que haber sido un poco más explícitos. La RAE no puede ser arbitraria". Sin embargo, asegura, lo de la "ll" y la "ch" "lo entiendo más, porque al fin y al cabo son dos letras, no una".

Aún así , el Catedrático de Literatura Española de la Universitat de Valencia, Rafael Bernal, cree que, a veces, estos gestos se dan como señal para mostrar una presencia de la RAE y demostrar que "están" para normalizar. Sin embargo, destaca que desde hace tiempo alguna de las normas actuales, como no acentuar "solo" o los demostrativos, es algo que ya desde hace años se aplica. Y con respeto a la "y" sostiene que está bien que nos abramos a los países latinoamericanos y se alcancen determinados consensos que unifiquen la lengua

A María Teresa Echenique, catedrática de Lengua Española de la UV no le gusta la desaparición del nombre de "i griega". Su sustitución por el de "ye" le parece "una lástima", por cuanto la denominación mantenida hasta ahora refleja la influencia de la cultura griega transmitida hasta nosotros a través del latín. "El cambio supone una confusión del plano de la escritura con el del habla". El sonido "ye" puede estar en una palabra como "ayer", pero no en "rey", argumenta. Por ello, entiende que la solución acordada "no es la mejor". Otra cosa es la posible sustitución en el futuro de "y" por "i" (la grafía "y" quedaría solo para el sonido en palabras del tipo de "ayer"), que sí que le parece acertada, "pero no es el caso actual", sentencia.

El escritor y director de cine Vicente Molina Foix se define de la vieja escuela. "Me encanta decir "i griega", lo de "ye" lo veo como un baile",. ironiza.

No comparte su opinión Dolores Azorín, catedrática de Lengua Española de la UA y experta en Lexicografía. "A mí los cambios me parecen oportunos y lógicos, pero la gente lo toma como algo que perturba lo establecido". Afirma que "no desaparecen la "ch" y la "ll", pero son dos letras y por tanto es más lógico así". En su opinión, lo de la "ye" también le parece "introducir algo de lógica en la nomenclatura", ya que "si dices "i griega" puede confundirse con una vocal".

"Lo de guion y truhan estaba cantado", opina José Luis Ferris, escritor y profesor en la Facultad de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche, "porque es uno de los ejemplos que rompen con la regla y muchas veces te preguntan los alumnos".

No comparte, sin embargo, que se quite el acento a la "o" cuando separa dos cifras. "Creo que puede dar lugar a muchos equívocos y estaba muy bien marcar esa diferencia".

En cuanto a la "i griega", "yo no le encuentro explicación, quizá es por economía del lenguaje, para usar una sílaba en vez de dos palabras".

El autor asegura que "hay que tener en cuenta que la RAE tiene una doble función, la de vigilar que no se desvirtúe un idioma, pero también la de darse cuenta de que quien hace que la lengua evolucione y cambie es quien la usa".

"La decisión resuelve un problema que ya solventó Cataluña"

El catedrático de Lengua y Literatura Españolas del Instituto Francisco Ribalta de Castelló Vicent Pitarch se apunta a los que ven los cambios oportunos.

El catedrático, uno de los más expertos dialectólogos en catalán, puntualiza que esta lengua desde 1913 ya tenía establecidos los acomodos que en estos momentos hace la Academia Española de la Lengua, justificándolos en el hecho de que la y es una semiconsonante y que como las demás consonantes debe llevar una vocal de apoyo lo que justifica que se la llame "ye", algo que ya los países hispanoamericanos llevan nominando hace tiempo.

Además, sostiene que es necesario tener un criterio técnico universal en cuanto a la ordenación de las palabras en el diccionario, siguiendo el mismo sistema que otras lenguas, como el inglés o el francés, en las que la ordenación sigue criterios alfabéticos y no con dos capítulos aparte que ahora desaparecen. Ello facilitará también la ordenación de los sistemas informáticos, apunta.

Aún así, para el poeta y premio Nacional Carlos Marzal los cambios vienen produciéndose desde muy lejos en el uso y no son, en su fondo, muy sustanciales, ni importantes. Cree que existe en la actualidad una tendencia a la simplificación de la lengua. E incluso va más allá cuando apunta que él sería incluso partidario de mantener hasta algunas "extravagancias". Y para ello pone como ejemplo la propuesta de García Márquez de equiparar la "b" y la "v" o la de convertir la "x" en "s", como proponía Juan Ramón Jiménez. "Me parecen cambios de poca importancia aunque sea partidario de la decoración de la lengua", anota.