La Aida con la que el Palau de les Arts abre temporada mañana huye de faraones, elefantes y efigies y apuesta por lo conceptual, lo íntimo, la esencia de la propuesta de Verdi. Podría realizarse un paralelismo con la situación del mastodonte valenciano de la ópera, que está ya en los huesos. "Hemos reducido gastos donde hemos podido, pero no hay nada más. Se puede ahorrar hasta cierto punto, luego ya no más", dijo ayer la intendente, Helga Schmidt, sobre la asignación de la Generalitat para 2011 (18,8 millones).

Descartó así una reducción de óperas de cara a la temporada 2011-2012, porque con menos no tendría sentido tener una orquesta estable, coro y personal técnico. El curso que mañana empieza cuenta con cinco producciones -solo una propia- y una en versión concierto. Son dos menos que el 2009-2010 y cinco menos que cuando Les Arts abrió las puertas.

El futuro, resumió Schmidt, pasa por lo que se va a experimentar esta temporada: ahorrar en producciones haciendo menos propias y con más peso del belcanto (justamente, el montaje del Palau de este año es L'elisir d'amore, de Donizetti), que son más baratas. El resto, coproducciones y alquileres, con el fin de equlibrar la "gran ópera" con la más ligera.

En fin, que "el año que viene no va a ser mejor" que este, si bien los 18,8 millones de la Generalitat son más que los 17,5 que al final ha tenido Les Arts este año, pero menos que los 25 "prometidos". Lo que la intendente reiteró es que la música y la "alta" calidad de las producciones no han de sufrir. Ese es el umbral a no rebasar.

Schmidt calificó la Aida que se verá mañana como "la mejor versión que hoy se puede ofrecer". Pese a su "irrefutable" calidad, la responsable de Les Arts confesó su disgusto por abrir temporada con una coproducción: "Un teatro de ópera de esta calidad debería inaugurar con una producción propia" -así había hecho hasta ahora-, pero los recortes "han forzado a ahorrar en todos los sentidos".

Del montaje firmado por David McVicar dijo que es "innovador" y "de vanguardia", y que "evita los tópicos" (pirámides, faraones, marcha triunfal), porque "reducir Aida a esos lugares comunes es degradar un gran título a mero espectáculo", cuando tiene un componente "intimista". ¿Provocador? "Depende de las personas, pero a algunos sí les resultará", afirmó el director musical, Lorin Maazel. "Las versiones tradicionales han dado una imagen no correcta", agregó. Lo que él intenta resaltar musicalmente es el lado "intimista, inocente y puro" de la ópera.