A Silvestre Vilaplana (Alcoi, 1969) el veneno por Joanot Martorell le entró hace más de diez años, cuando como profesor explicaba a sus alumnos las peripecias más conocidas de la vida del autor del Tirant lo Blanc. La sensación de que allí había material para una novela dio como resultado Les cendres del cavaller (2004, premio Ciutat d'Alzira). Años después, Vilaplana ha vuelto sobre el escritor valenciano para publicar Joanot Martorell. Un cavaller sense fronteres, nuevo título de Grans Obres, la colección de lujo que Bromera alimenta cada Navidad. Esta biografía ilustrada tiene como "excusa" la conmemoración en 2010 del Any Martorell, por los 600 años (aproximadamente) del nacimiento del escritor.

Puede parecer una paradoja, pero el autor de la novela más grande de la literatura en lengua en lengua propia -y una de las del "top five" de la narrativa mundial, junto al Quijote o Hamlet, dice Vilaplana- "es casi un desconocido". Pero lo más curioso es que su vida es "de novela" independientemente de que escribiera el Tirant. Más aún: "Tiene todos los ingredientes para ser una gran película medieval". Su recorrido vital es tan rico (un caballero que viaja, batalla, reta a otros, tiene líos de amor, pasa de estar al lado del poder a la miseria) que "tendría que ser una superproducción de Hollywood".

La caída fue tanta que Martorell tuvo que empeñar el manuscrito del Tirant al editor Martí Joan de Galba por 100 reales. Una suerte que cayera en sus manos, en opinión de Vilaplana, y que Galcerà Martorell (el hermano) no lo recuperara tras su muerte, porque "a Galba le gustaban mucho los libros y apreciaba el Tirant. Galcerà no era muy de fiar. Vistas las cosas con perspectiva, fue bien que el Tirant se lo quedara Galba".

Sobre uno de los últimos debates (¿el Tirant lo escribió un Martorell que estaba en la corte barcelonesa del príncipe de Viana o un Martorell que estaba en Dénia?), el autor de Alcoi ve seria la hipótesis de la corte del príncipe: "No es de extrañar que el Joan Martorell que se cita en los escritos del de Viana como su trinxant sea nuestro Martorell". Esa corte culta pudo darle el empujón para pasar a palabras el mundo que había vivido, considera.

Quedan lagunas sobre su infancia y su vejez

Bromera ha querido mantener su apuesta por su colección de gran formato pese a que los tiempos no son los de antes. "Joanot Martorell. Un cavaller sense fronteres" sale con 10.000 ejemplares (7.500 en valenciano y el resto, en castellano), explicó ayer el director de Publicaciones de la editorial, Joan Carles Girbés, quien destacó que la biografía de Martorell (1410?-1465) "es tan apasionante o más que la del personaje Tirant". Una vida "diez veces más intensa que la de Ausiàs March", opina Silvestre Vilaplana. Y de la que quedan muchos huecos por llenar desde que en 1990 Jesús Villalmanzo y Jaume Chiner empezaron a descubrir el intenso recorrido de Martorell. En especial, de su infancia y de los últimos años, los de pobreza y redacción del "Tirant" (de 1460 a 1465). "Martorell es un hombre del pasado. Los parámetros que miden el mundo no son ya los de la caballería, sino los burgueses de la economía y el negocio. Esa inadaptación explica parte de su fracaso personal", razona Vilaplana.