El Consell Valencià de Cultura (CVC) ha dado por perdida su batalla por la renovación estatutaria de la mitad de sus consejeros, pendiente desde hace casi dos años, y asume que no habrá nuevo perfil del organismo hasta después de las elecciones.

Así lo reconocía ayer el propio presidente de la institución, Santiago Grisolía, y varios de sus miembros consultados para quienes la ausencia de renovación en las fechas solicitadas supone desvirtuar las funciones de la máxima institución consultiva de la Generalitat y debilitar su capacidad de trabajo.

El propio Grisolía reconocía a este diario que no había podido incluso proponer la renovación de forma personal al propio presidente de la Generalitat, Francisco Camps, porque "es muy dificil" poder hablar con él.

El CVC por indicación estatutaria debe renovar cada tres años a la mitad de sus miembros, once en total, algo que no se ha producido por lo que atendiendo a su reglamento de cumplirse el plazo de los tres años sin efectuar las sustituciones todos sus miembros estarían en situación de abandonar el organismo o volver a ser propuestos. Además, se da la circunstancia de que dos componentes del CVC han fallecido y otros atraviesan delicados estados de salud.

Pero, todo parece indicar que, al margen del desencuentro político, el PP estaría aplazando la renovación hasta después de las eleciones para monopolizar su composición ya que las designaciones se efectúan en proporción a la representación parlamentaria. De ser ciertas las encuestas electorales, el PP coparía el consejo pero también su cúpula directiva y tendría mayorías en sus diferentes comisiones.