Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) realizó en Valencia su primer concierto en España y ahora, 52 años después, inicia en el Palau de la Música su gira española. El pianista ofreció el pasado martes un recital en solitario (dedicado a Schubert) y hoy y mañana interpretará junto a la Orquesta de Valencia (OV), bajo la batuta de su discípulo Yaron Traub, los dos conciertos para piano de Franz Liszt, sus preludios sinfónicos y la obertura de Los maestros cantores de Nuremberg de Richard Wagner.

El tiempo pasa para todos y Barenboim confesó ayer que le cuesta intercalar la dirección de orquesta con el piano. Por eso, no piensa coger una batuta en mes. Antes podía mezclar más, pero ahora "hace falta más tiempo para los músculos". Sin embargo, no se queja, porque "no hay nada que reemplace el hecho de poder sacar el sonido uno mismo y no depender de los otros".

Lo dijo en una conferencia de prensa junto a Traub, la presidenta del Palau, Mayrén Beneyto, y el subdirector de Música, Ramón Almazán. Aprovechó además para bajar del pedestal a los directores: "Se habla del gran poder del director de orquesta, pero no es así porque son los instrumentistas los que reproducen el sonido; un director puede cambiar cosas, pero el que hace el sonido es el instrumentista".

No obstante, no todos recuerdan este precepto y "se les sube el éxito a la cabeza pensando que son los mas grandes porque hacen gestos maravillosos que sacan el sonido". Pero, en opinión del laureado músico de origen judío, "el gesto del director solo tiene sentido si el músico lo entiende y lo puede transformar en sonido".

Barenboim, director de la orquesta West-Eastern Divan que reúne a jóvenes palestinos, árabes e israelíes, se mostró muy preocupado por la educación musical actual. Los músicos, dijo, están considerados hoy desde pequeños como "algo apartado" y él abogó por destruir "torres de marfil". "No es sano", señaló. Los intérpretes actuales, continuó, son muy buenos "ejecutores", pero les falta "instinto".

Se refirió con esta expresión a la conexión de la música "con lo que sucedió antes, con lo que va a venir y con todo lo que ocurre en el mismo momento".

"La diferencia entre una sinfonía ýHeroicaý de hoy y la de otras épocas es que antes tenía una relación con la cultura, tanto alemana como universal", apuntó a modo de ejemplo.

El intérprete señaló a la responsabilidad de la educación musical, tanto la general como la que se ofrece en los conservatorios . Si esta mejorara, "las funciones de ópera y los conciertos no serían para una pequeño porcentaje de la población sino que se convertirían en una necesidad". Y, con ello, los recortes de derecha e izquierda serían más difíciles.

Barenboim elogió a la OV -ayer al mediodía sólo había ensayado hora y media con ella-y la puesta en marcha del Palau de les Arts, si bien no tiene previsto dirigir como invitado en Valencia. "Dirigir con cuatro o cinco ensayos no me entusiasma", dijo, y por ello no lo hace desde hace años, con la excepción de la Filarmónica de Viena. Además está inmerso en la puesta en marcha en 2013 de un instituto de educación musical vinculado a la fundación del Divan que encabeza con Edward Said.

La cuestión palestino-israelí acaba siempre en las reflexiones de Barenboim. "El mundo, sobre todo EE UU y Europa, tiene que reconocer que eso de apoyar a regímenes autócratas y dictatoriales basados en la ignorancia de la población se ha acabado", dijo sobre la revolución de Egipto. "Hasta el momento no he oído decir a Obama ni a ningún líder europeo que están con el pueblo egipcio porque son indirectamente responsables", lamentó.

Además se mostró muy crítico con Israel. "Estamos yendo a un precipicio que cada día parece más inevitable", dijo sobre la política de Tel Aviv.

Daniel Barenboim recibió anoche el homenaje de la Real Sociedad Económica del País, que le entregó la medalla conmemorativa del 225 aniversario de la institución. El acto no tuvo lugar en su sede, sino que la Económica se desplazó ayer hasta el salón de actos del Conservatorio Profesional de Música de Valencia. No fue un gesto casual, ya que este organismo educativo fue fundado en 1879 por la Económica, que siempre ha mantenido un vínculo especial por la música. En el mismo salón de actos, además -fue restaurado hace poco- han actuado en el pasado nombres ilustres de la música, como el polaco Arthur Rubinstein (mentor del propio Barenboim) o José Iturbi, Joaquín Rodrigo o Joaquín Turina.

El acto de ayer fue abierto con una interpretación "a capella" del Coro de Cámara del Conservatorio, que intervino al final también junto a la Orquesta de la entidad.

El director de la Real Sociedad Económica, Francisco Oltra, y el responsable del centro educativo, Ricardo Callejo, agradecieron la presencia de Barenboim, no confirmada hasta hace pocos días. La "laudatio" de Barenboim la realizó el director de la Orquesta de Valencia y discípulo del maestro hispano-argentino, Yaron Traub.

Este repasó la trayectoria del músico homenajeado desde sus inicios y recordó su primera aparición en España en el Teatro Principal de Valencia, allá por 1959. Subrayó la fundación de la orquesta West-Eastern Divan en 1999 y rememoró el primer encuentro entre ambos "hace casi veinte años y del que guardo un vivo recuerdo", dijo Traub. "Este encuentro simbolizó para mí la culminación del genio. Me enseñaste que la esencia del genio, y también de la excelencia, es la habilidad de observar la vida con curiosidad, con atención y concentración", remarcó. Y dejó caer un deseo: que alguna vez vuelva a Valencia a dirigir la OV.