¿Qué hacen centenares de jóvenes españoles volando a Punta Ca?na a la espera de vivir una de las semanas de su vida? Dormir. ¿Qué hacen cuatrocientos repartidos en catamaranes frente a las playas de Isla Saona dos días después? Beber ron y bailar. ¿Qué hacen más de seis mil personas hasta las siete de la madrugada vestidas de blanco-es la condición para acceder al recinto-en la playa virgen y privada de Cabeza de Toro? Participar en Desalia, la fiesta que este año cumplía su cuarta edición y se ha consolidado como una oferta única y para sus organizadores, Ron Barceló, inexportable por sus características, objetivos y singularidad.

No se trata de buscar El Dorado sino de encontrarse con él en una isla donde la desigualdades no minan la alegría de un pueblo abierto y hospitalario. "Si no sonrío, dígamelo", dice la chapa que los operarios del hotel llevan en la pechera.

Hay muchos tipos de festival y las marcas han venido apostando en ca?da uno de ellos para singularizar un sello de identidad. El de Desalia no aspira a competir en cartel porque ya de por sí es distinto y, además, hay que cruzar el Atlántico. Desalia aprovecha la semana blanca. Complementa su guiño con una oferta que centra el día grande en una gran noche de música y el resto lo reparte entre fiestas nocturnas, resorts de todo incluido y mucha playa. Es una opción que mueve ca?da año a 2.500 españoles y cada vez a más jóvenes canadienses. Refuerza, además, la oferta turística del comienzo de temporada de la isla caribeña y equilibra incentivos.

Hay diferentes formas de llegar hasta aquí. Comprando los paquetes de viaje o participando en los diferentes concursos -fotografía, ideas, vídeo... - y sorteos que Ron Barceló organiza como reclamo y que circulan por las redes sociales a velocidad de crucero. Las redes sociales han sido la gran puerta de entrada. Y es su garantía de comunicación. Desalia ha llegado a crear un entramado propio y a consolidar una singular red por la que circulan aquellos que vivieron la experiencia y se llevaron como recuerdo la confraternidad. Luego están los que aspiran a poder conocerla algún día.

El premio vale la pena: una semana a gastos pagados-el paquete T.I. sale por 1.000 euros-para vivir una experiencia única. Ya lo dice el eslogan del festival :"Vive ahora".

"Nuestra idea siempre fue propiciar vivir algo único. No se trata de vivir la noche sino de generar una auténtica experiencia que en cada uno será distinta pero siempre permanecerá en el recuerdo", afirma Javier Moreno, director de marketing de Ron Barceló. "Y hemos notado como el interés ha ido creciendo de forma considerable y, además, se multiplica. Va más allá del encuentro con la música", añade.

Diversión sin freno

Desalia tampoco busca fidelizar a un tipo de jóvenes movidos por una corriente musical. Muy al contario, como demuestra un cartel ecléctico que este año ha reunido para la noche grande a dj's y grupos tan diferentes como Hombres G o Robert Ramírez y los DJ Javi Reina, Superlush o el neoyorkino Roger Sánchez, entre otros.

La fiesta es auténtica. El camino hasta llegar a ella, o tras superarla, es un interminable número de más fiestas a orillas de un mar abierto y cálido del color de la lorimar, entre juegos y coqueteos.

"Se trata de cambiar el concepto de festival, que la semana se convierta en una oportunidad de hacer nuevos amigos, corra el boca el boca y todo esperen al próximo año para volver", recuerda Javier Boix, Brand Manager de Ron Barceló, la marca de la isla.

Ana y María-sus verdaderos nombres quedan en el anonimato -han acudido al evento junto a un importante número de empresarios del ocio, distribuidores y estudiantes valencianos. Ganaron su pasaje en una céntrica discoteca de Valencia. Ana es médico. María trabaja en una gran casa de juego. Han pedido una semana libre. Una par de días antes de la gran noche de Desalia no sabían bien dónde se habían metido. La posterior no sabían de dónde habían salido. "Genial, inesperado", dice María mientras gambetea rumbo a la playa escondida trás unas gafas oscuras que ocultan las muescas de la noche. "Jamás imaginé algo así", añade Ana tras horas de marcha.

José Royo Sáez es de Godella, co?mo el resto de su grupo de amigos. Lleva tres años participando en uno de sus concursos, el de vídeo. Lo ha ganado ya en dos ocasiones. El premio era ir e invitar a cinco amigos. Una fiesta total para ellos. No es igual para los que se quedaron. Hu?bo que sortear la presencia. Son casi todos universitarios. No han parado, pero aún se aguantan.

Su vídeo de este año contaba la historia de una docena de jóvenes que han de afrontar un período de instrucción "militar". Las prueba físicas se convierten en pruebas de resistencia y supervivencia para aguantar la semana Desalia. Sorprende su calidad y, sobre todo, la capacidad de su discurso e ironía. Todo está dicho en algo más de minuto y medio.

Royo es un experto en concursos de vídeo de firmas comerciales. Este último le ha servido para completar su currículum y encontrar un contrato en una de las firmas publicitarias punteras de Valencia. "Com?petir vale la pena por el premio", dice, para añadir que ganarse una vacaciones gratis y vivir la experiencia "compensa" el trabajo y los euros destinados al rodaje.

"Es diversión, conoces gente, se forma una pequeña familia, ganas múltiples amigos", añade el alicantino Daniel Alberto Cuenca cuyo trabajo quedó tercero y ha podido invitar a un amigo.

"Muchos nos han sugerido realizar Desalia en alguna playa de España, pero entonces perdería su personalidad, ya no sería lo mismo", comenta Javier Moreno mientras recuerda que en estos años no ha cambiado el perfil del asistente: universitario, desinhibido, en pleno paso del ecuador, con el cuatrimestre concluido y con muchas ganas de aguantar el tirón y eliminar presiones. "No se trata de vivir la noche sino de vivir aquello que te apetezca", añade Moreno para cerrar con una máxima: "El "marketing" consiste en dar una idea, que ésta se multiplique por sí misma y cada uno después añada su observación". Es cuestión de confirmarlo.

Víctor Pérez, dj y presidente de la Asociación de Discjockeys de la Comunitat Valenciana. Varios años invitado a pinchar en Desalia. "A la gente joven no le llama Punta Cana ni República Dominicana, le llama Desalia. Tú dices: "me voy a Desalia" y la gente contesta: "¡ah sí!, a República Dominicana".

Carlos Jaén, director de Umbracle. "Desalia es una semana de música, fiesta, playa y ron, sobre todo mucho ron".

No le falta razón.