Un espíritu libre. Así era y se definía Maria Beneyto, una escritora que confesaba que escribía pensando que aquellas letras que salían de sus manos serían las últimas y que si algo buscaban era hacer sentir al ser humano. Se definía también como "una mujer exigente" que leía y releía a los demás y no hacía "como algún conocido que sólo lee sus propios poemas".

Su bilinguismo no fue problema, aunque muchos se empeñaran en crear fronteras. "Pocos piensan que escribir en dos lenguas es bueno. No suele gustar a unos ni a otros y he sufrido, pero esa cuestión mientras exista mi bilinguismo seguirá y sospecho que morirá conmigo", confesaba.

Devoradora de libros-" de pequeña leía todo lo que podía"-reconocía que la escritura era para ella "una salvación y puede ser una forma de milagro" que la mantenía viva. Dejó escrito estos versos que bien servirían como epitafio. "He venido, trayendo/a mi ausencia conmigo./Nada les dejo para que pregunten/por mí, pues nadie me recuerda.