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¿Cómo ha sido lo de establecerse en Valencia?

Ahora estoy en casa de un amigo. Pero desde la primera vez fue una especie de amor a primera vista. Estaba en Génova, me invitaron al concierto inaugural del Palau de les Arts y pasé a encontrarme terracitas llenas con gente con su vinito a las 11 y pico de la noche. Es lo que pasa también en Montevideo y me dio algo que no se puede explicar, ¡qué sé yo!

¿Pero su idea es tener casa aquí?

Sí. Estoy buscando, pero es dífícil con mi agenda. Además,lo mismo que me pasó con la ciudad me tendría que pasar con el lugar donde meter mil cosas. El espíritu de la casa me ha de llamar.

Mientras tenga Les Arts...

Es literalmente como mi casa. El otro día me quedé sin agua y fui a darme una ducha al Palau (ríe).

Ahora está por un montaje de "L'elisir d'amore" bastante arriesgado y singular...

La producción no es clásica, pero puede llamar la atención de la gente que nunca estuvo en la ópera. Esa es la idea: invitar a gente a que se enganche con este arte maravilloso y completo. Es necesario para la ópera y para el nivel cultural de la población. Si no intentamos ponernos al nivel de megaespectáculos como el Circo del Sol, cualquier joven que tenga que elegir lo tendrá claro. He de convencerlos de que también se puede ver un espectáculo creíble y en el que pueden identificarse.

Parece difícil con óperas con más de cien años...

No tanto, no crea. Tome Le nozze di Figaro y el conde podía ser el jefe de una multinacional, su mano derecha podría ser Figaro, que está a punto de casarse con Susana, la secretaria, a la que el jefe acosa sexualmente. Ahí está la trama. ¿Me va a decir que esas cosas no pasan hoy? En L'elisir d'amore podemos ver una relación incluso con lo que acaba de suceder en Japón. La situación ha sido tremenda, pero lo que más cuenta ahora es el apoyo que se están dando. En definitiva, están creando una especie de elixir de amor, porque esa unión crea la esperanza para salir adelante.

¿Cree que musicalmente también es posible el acercamiento a los jóvenes de hoy?

La música es el único lenguaje universal. No hay que ir a la ópera con estereotipos o ideas prefijadas. Es un arte. Uno va y debe dejar abierto su corazón. Ahora que se están desmoronando tantas cosas, esta ópera nos da la oportunidad de relajarnos.

¿Un cantante de moda como usted también sufre la crisis?

Soy sólo un cantante; de moda y fama no entiendo nada. Ambas pasan y yo sólo intento cada día ser un mejor tipo. La crisis la sufro porque los demás la sufren. Porque si somos cien y 99 están mal, ¿dónde está el pasarlo bien? La gran alegría que me ha dado esta carrera es mejorar la vida a la gente que tengo alrededor. Eso y las actividades benéficas son el motor para ir adelante.

¿Le molesta cuando se habla de usted como "el barítono metrosexual"?

No puedo guiar lo que piensen de mí. Si te hacen dos fotografías y dicen que eres un latin lover o metrosexual...

¿Sabe qué significa?

Se lo pregunté a una amiga y me dijo que es un tipo que se cuida y se pone cremitas. Nada más lejos de mí, pero bienvenido sea lo que la gente quiera pensar, así que aquí le está hablando el barítono metrosexual (ríe).

¿Su disco de tango forma parte también de ese deseo de acercar la ópera al gran público? Hay puristas que no lo ven claro...

Soy cantante de ópera. Empecé a a los seis años a tocar el piano, porque a mi madre le encantaba -yo prefería el fútbol y el rugby-, y lo del disco es porque soy uruguayo y me acuné con tango. Es la música que se escuchaba en la fábrica de calzado de mis viejos. Este disco no es de crossover, porque la música de tango tiene su propia identidad.

¿Ejerce de divo o es cosa de los cantantes del pasado?

Depende del concepto de divo. Creo que el divo de caprichos insoportables nunca tuvo espacio. Es un mito urbano. Que un compañero se crea Dios pasa también en un banco o un juzgado, pero en la ópera se le da más autoridad.

Cuénteme cómo se maneja un matrimonio entre estrellasÉ

Pues como el de usted posiblemente. Seguro que los dos tenemos los mismos problemas y las mismas cosas positivas. A mí se me complica más por la agenda, pero con la comunicación de hoy almuerzo y ceno con mi mujer por Skipe,conversamos constantemente y tomamos un avión para vernos cada vez que podemos. Cuando hay ganas y amor, no hay imposibles. Además, tenemos chicos. Ser padre es lo que más me gusta en el mundo y que me sientan presente -cualitativa, no cuantitativamente- es lo más importante.