El país invisible de la Cançó podría ser otro titular para este reportaje sobre una de las últimas publicaciones de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), La cançó en valencià. Dels repertoris tradicionals als gèneres moderns, obra del crítico Josep Vicent Frechina. ¿Por qué invisible? Porque el fenómeno musical en valenciano vive en el siglo XXI uno de sus momentos más activos, con dos movimientos en paralelo (el que reivindica y actualiza los sonidos más tradicionales y el que demuestra que puede hacerse música moderna en valenciano) y un público creciente, pero sin una resonancia social importante.

De todas maneras, el estudio de Frechina (Massalfassar, 1966) sirve también para no lanzar las campanas al vuelo. La música en lengua propia ya ha vivido otros momentos de pujanza (los años 70, unida al momento de cambio político) y pasaron.

Por ello, el trabajo del investigador musical -presentado ayer en la Fira del Llibre de Valencia junto con otras novedades de la AVL- incluye unas sugerencias y reclamaciones que, pese a conocidas, siguen cargadas de vigencia. Entre ellas, crear un circuito estable de salas o establecer una "cuota mínima" de música en valenciano en los medios de comunicación públicos, empezando por RTVV.

Todo ello para acercar oferta y demanda, producto y consumidor; para crear "una industria" que aporte "la necesaria plusvalía comercial" al "extraordinario elenco de grupos e intérpretes" que en los últimos años han optado por la música en valenciano.

Pero todo esto es presente y futuro, y las más de 550 páginas de La cançó en valencià son sobre todo una síntesis que documenta cientos de nombres imprescindibles: desde cantadors y versadors hasta Al Tall, Raimon y Obrint Pas.

Empezando por el principio, Frechina subraya "la deuda histórica" que existe con los hombres y mujeres que consolidaron, "como mínimo a partir de la segunda mitad del siglo XIX", el cant d'estil. El Xiquet de Bétera, el Ceguet de Marxalenes o la Xata de Godella (por citar algunos) "permanecen vergonzosamente anónimos esperando el día que se haga justicia a sus colosales dimensiones", clama el especialista.

Y cómo no hablar de la Nova Cançó. El volumen de la AVL no se sale de la línea ya escrita y atribuye los orígenes al grupo Setze Jutges, pero resalta a continuación que la iniciativa de estos "no habría tenido la incidencia social que tuvo sin la aparición de Raimon", del que se subraya que tuvo que superar "las reticencias de algunos sectores de la intelectualidad barcelonesa" por su acento valenciano.

El estudio constata "el hilo conductor muy claro" que conecta Al vent con los protagonistas del boom del siglo XXI pasando por Ovidi Montllor, Els 4Z, Paco Muñoz o Lluís el Sifoner (cuyo paso por la Cançó es comparado con una "tormenta tropical").