Maruxa Duart acaba de publicar cuatro cuentos ilustrados para niños mayores de 6 años basados en la "moralidad bien entendida, es decir, en valores como la humildad, el respeto y la honestidad, que se están olvidando", y que, a la vez, "cuentan historias que parodian la realidad y estimulan el espíritu crítico de los pequeños".

La escritora valenciana confiesa que "muchas veces me han dicho que soy una persona moral y ese calificativo me asusta porque en mi juventud tenía connotaciones negativas. Pero creo que algunas cosas de aquella época se pueden salvar, como el autocontrol de los jóvenes, que no la represión. Con autocontrol se consigue el respeto por los demás y eso te hace mejor persona. Por ello, soy de las que piensa que a los niños se les ha de limitar y mimar un poco".

Sobre los libros que acaba de publicar Berr, Bertocho, El señor media manga y Las manos de Oba, explica que todos sus personajes son peculiares. "Bueno, en realidad todos somos de alguna manera especiales -precisa-. Pero en el caso de Bertocho o Berr estas peculiaridades hacen que sus vidas sean un poco más complicadas de lo normal". Sin embargo, "les doto de poderes extraordinarios para que puedan sortearlas. Poderes que tenemos todos y que sacamos cuando nos vemos ante adversidades y las combatimos. La lucha nos hace fuertes", afirma la escritora.

Duart fue una niña con suerte, según explica: "Me críe en casa de mis abuelos donde había una librería gigante. Allí leí los cuentos de los hermanos Grimm, incluso a Dante, con tan solo ocho años. Tanto fue mi enamoramiento por los cuentos y los libros que me inventaba miles de excusas para no ir al colegio y poder seguir fantaseando en la biblioteca de mi abuelo".

Aunque se aventura con los cuentos ilustrados, discrepa de los nuevos libros que priman los dibujos al texto. "Mis cuentos no son libros ilustrados, sino libros con ilustraciones. Los libros han de contar historias porque es necesario que los niños lean y más, si tenemos en cuenta el nivel tan bajo con el que salen de los estudios", afirma.

Duart precisa que "ver cuadros está muy bien (soy una apasionada del arte y tengo muchos en mi casa), pero es imprescindible que los pequeños lean novelas, poemas y poesías, que fantaseen y que se den cuenta de lo que está pasando a su alrededor". Ante la pregunta de si existe un libro infantil perfecto contesta que sin lugar a dudas "no existe. Aunque si que hay historias muy buenas. El principito, independientemente de como sea la gente o sus gustos, es un buen libro. Hace fantasear, parodia la sociedad en que vivimos y tiene espíritu de crítica".