Si el Palau de les Arts se alquila para bodas ¿por qué no celebrar fiestas de cumpleaños en las Torres de Quart o en las Atarazanas ¿A quién no le hubiera gustado poder asistir a la presentación de un disco de Carlos Cano en La Alhambra al anochecer o pasear por Pedralbes con una copa de cava?

Pues todo eso es posible porque el Patrimonio se alquila y el valenciano, además, a precios muy asequibles. Quizá sea la falta de difusión o marketing la que lleve a desconocer a la ciudadanía que los espacios simbólicos son accesibles fuera de su horario de visita siempre que se cumpla una serie de requisitos. Sus tarifas, además, son públicas, reguladas por las ordenanzas, en el caso del patrimonio municipal, o los reglamento de funcionamiento de cada organismo o museo local o estatal. Y si se vendieran bien generarían una rentabilidad que aliviaría su mantenimiento.

De hecho, la Ley de Patrimonio Valenciano contempla la posible privatización temporal de aquellos monumentos en peligro de abandono o a los que no se pueda atender siempre que quien acceda a ellos se haga cargo de su conservación y mantenimiento.

Sin ir más lejos, es sabido que el vestíbulo del IVAM ha servido como espacio de cenas y fiestas de sociedad, como también lo han sido las instalaciones de l'Hemisfèric, algunos espacios del González Martí o incluso Las Atarazanas y los Jardines de Monforte han tenido también sus ágapes.

En el caso del Ayuntamiento de Valencia, la ordenanza era aprobada en 1998 y contempla, por ejemplo, un coste de 1.177 euros el alquiler por día del mercado de Abastos; 0,17 céntimos por metro cuadrado de Viveros; 1.85 euros por el Salón Columnario de La Lonja; 306 por los 200 metros cuadrados del Salón Dorado. Más caras son las Torres de Serranos y Quart, que oscilan entre los 3.300 euros y los 2.985 por día. En el caso de Las Atarazanas, el precio es de 1,7 euros por metro cuadrado.

Del Palacio de la Exposición la rentabilidad podría ser absoluta porque en alquiler están sus seis patios y correspondientes salas adheridas por precios que oscilan desde los 3.100 del salón noble y su antesala a los 1.870 de su patio central. Eso sí, el alquiler conlleva sus gastos añadidos, pero menudo golpe de efecto ante los invitados. Gastos como el pago de la luz consumida, la limpieza, el montaje y desmontaje, la vigilancia necesaria o los desperfectos que pudieran producirse.

Pero también sus descuentos si se trata de actos benéficos o el uso se trate de un acto con carácter cultural y/o educativo y con una finalidad no lucrativa. En estos casos, la reducción puede llegar hasta el 50%. Incluso el alquiler puede convertirse en cesión gratuita si se trata de actos de especial interés o utilidad público.

En el caso del Palau de la Música, sin ir más lejos, hasta 16 de sus espacios están al alcance de cualquiera que cumpla las condiciones.

Por 5.000 euros podemos llevar a los amigos a cantar sobre su escenario principal, por 3.600 organizamos una comunión en el vestíbulo de los Naranjos y por 190 hasta tenemos camerino para relajarnos en los descansos de los conciertos como una estrella más. Sólo hay que proponérselo.