"Francia es mi novia, pero España es mi madre". Es la frase con la que Amado Granell (Burriana, 1898 - Sueca, 1972) rechazó el cargo de comandante del ejército regular de Francia que le ofreció De Gaulle. La propuesta llevaba implícita la aceptación de la nacionalidad francesa y Granell, que en los años 40 del siglo pasado aun soñaba con regresar a una España republicana, no quiso.

Lo cuenta Basilio Trilles, autor del libro El español de la foto de París (Inédita Editores), con el que continúa debajo del brazo peleando por dar a conocer a este valenciano y para conseguir que las instituciones públicas le den los reconocimientos que aún no ha recibido. "Granell sería un héroe en cualquier otro país de Europa, estaría en la historia y repleto de condecoraciones", afirma el periodista y escritor de Castelló. Eso es lo que persigue, dice: que el Gobierno, la Generalitat y las cámaras se acuerden del "oficial español que liberó París" en agosto de 1944.

Así es. Quien no conozca la peripecia de este republicano que no se eche las manos a la cabeza. Granell fue el teniente que encabezó La Nueve, la mítica compañía de la División Leclerq formada por españoles que entró en la capital gala tras expulsar a los nazis.

Es su rostro y el de otros españoles el que se ve en los diarios parisinos de esas jornadas, pero en cambio su nombre nunca aparece, sino el de su superior francés. "París era el emblema de la Europa ocupada y los franceses no querían que los españoles quedaran como los libertadores", explica Trilles. "Si vamos ahora al Memorial Leclerq no veremos vestigio de ningún español. Ni en los documentales que pasan aparecen los vehículos con sus nombres ni están las portadas de aquellos diarios", agrega con indignación el colaborador de Levante de Castelló.

Entre el olvido del franquismo y el de Francia "se ha hecho desaparecer a los protagonistas de la liberación de París y es una asignatura pendiente", reclama.

"Crónica novelada"

Basilio Trilles llama a su libro "crónica novelada", porque el 80 % de la información está extraída de bibliografía, fuentes orales y documentos históricos.

El presidente de la Asociación de la Prensa de Castelló arranca y no para de aportar datos sobre Granell. Porque la gesta de La Nueve es cada vez menos oculta, pero el personaje -concejal de Izquierda Republicana en Orihuela antes de la Guerra Civil- tuvo además una interesante vida política después de la liberación de París.

"Trabó amistad con Largo Caballero y lo convenció para iniciar conversaciones con don Juan de Borbón para devolver la democracia a España mediante una monarquía parlamentaria, como la de ahora". Tras la muerte del líder socialista, continuó con la mediación, entonces al lado de Indalecio Prieto.

Pero al final, el representante del trono prefirió pactar con Franco y los aliados optaron por no mirar hacia España. Granell quedó "desengañado", su restaurante (Los Amigos, primera sede del Centro Regional Valenciano en 1947) tampoco iba bien y regresó a España en 1952, donde podía hacer valer la protección de don Juan y su título de la Legión de Honor. Se instaló en Santander y allí hizo "la última", sonríe Trilles. "Con 54 años se fugó con una amiga de la hija, de 22".

Se trasladó con su joven pareja a Alicante, donde el héroe de la resistencia vivió hasta su muerte en 1972 en un accidente de tráfico, cuando se dirigía al consulado de Francia en Valencia para reclamar sus derechos salariales como excombatiente. Justo a unos metros, había un cartel de Cafés Granell. Jugarretas de la vida. Era Sueca y ahí acaba su historia.