Hace poco celebró sus 25 años de carrera musical. ¿Qué ha aprendido en todo este tiempo?

¡Uf! No sé qué he aprendido. Supongo que a tener la capacidad de mantener la misma ilusión durante estos 25 años. A trabajar mucho y a hacerlo siempre con responsabilidad para no defraudar al público, a estar mucho tiempo sin muchas vacaciones, a vivir en aviones, coches y furgonetas. He aprendido a saber disfrutar de mi carrera, incluso en los años más duros.

¿Hay algún momento clave en su carrera?

Hay muchos momentos claves en mi carrera. Uno de los más importantes fue cuando trabajé con Nile Rodgers y también con Andrea Boccelli, que es cuando mucha gente me descubrió como voz. El Soy yo fue otro momento clave porque recuperé el éxito que tuve con Desesperada, dos canciones muy importantes. Hay muchos momentos clave.

¿Tiene algún proyecto pendiente?

¡Diseñar una línea de bañadores! Es algo muy necesario, porque exceptuando Dolores Cortés —una firma valenciana, con empresa radicada en Castelló— y TCN no hay mucho estudio de la anatomía de la mujer española. ¿Cuándo las mujeres de este país hemos estado planas? Es algo que tengo muchas ganas de hacer pero hace falta una empresa que me apoye.

¿Qué futuro le ve a la industria musical?

No creo que, como dice el refrán, dure cien años. Supongo que los cantantes tendremos que sobrevivir de los directos y poco más. La música se vende en conciertos y a través de Internet, pero la idea del disco con doce o quince canciones es algo acabado. El público se descarga un tema, quiere hacer sus propios discos, tener su música en el ipod.

¿Echa algo de menos de estar en un grupo como Olé Olé?

No echo de menos nada. Soy más independiente, aprendo más, puedo elegir la forma de cantar y los temas. Eso es algo que no tenía en el grupo. En una banda hay varias opiniones. Además, tenía un productor muy autoritario que no escuchaba, al menos a mí, y que no me dejaba evolucionar.

¿Cómo es su nuevo disco?

Nunca cuento nada antes de que se publiquen. Además, esta vez me apoya un patrocinador y por tanto no puedo decir nada. Lo único que puedo adelantar es que es muy marchoso, como la gente quiere.

¿Ha cambiado en los últimos años lo que el público pide?

Lo que la gente pide también es fruto de una época de dificultades. Pide marcha, alegría, algo que le ayude a olvidarse de sus problemas. La gente quiere música optimista. Es un mal momento para los baladistas, y yo lo he sido.