La Conselleria de Cultura dio ayer marcha atrás al "nombramiento" de Paz Olmos como directora del Museo de Bellas Artes de Valencia, San Pío V, y dijo que su presencia en la pinacoteca será una "adscripción provisional al cargo". Eso sí, matizó que puede durar tres años en el mismo. Pero, al menos, reconoció que la plaza de director/a del museo valenciano no puede adjudicarse a dedo, ha de salir a concurso público ya que es una plaza de alta dirección ligada a la Administración autonómica -sub judice a una sentencia- y debe ser sometido el nombramiento final, tal como ha venido denunciado Levante-EMV, al consenso del Patronato del Museo de Bellas Artes en el que se encuentran representada la Generalitat, la Academia de Bellas Artes de San Carlos y el Ministerio de Cultura.

Cultura pone, de momento, un parche a un nombramiento que hacía público hace un par de semanas en rueda de prensa el Secretario Autonómico de Cultura, Rafael Ripoll y ratificaba la propia consellera, Lola Johnson, tras uno de los plenos del Consell afirmando que "todo era legal".

Sin embargo, ahora Cultura ha descubierto el jardín en el que se ha metido con este nombramiento que viene directamente desde Presidencia y que ha desatado todo tipo de críticas por el perfil de Olmos y su designación política y no por méritos técnicos.

Olmos, ex directora general de Patrimonio, es un técnico de la Administración autonómica que puede optar al concurso del San Pío V y ganarlo, pero también sus decisiones pueden ser a partir de ahora observadas con lupa y algunas incluso sin capacidad de ratificación, según especifica el propio reglamento del patronato del museo valenciano.

El nombramiento de Olmos ha encontrado el rechazo de críticos e investigadores ya que no posee el perfil profesional para el puesto, aunque todo hace indicar que en breve la Generalitat nombrará una coordinadora artística y que Felisa Martínez será la escogida.