Los contrastes de rojos, verdes, azules y amarillos brillantes de las instantáneas del fotógrafo italiano Franco Fontana enmarcan la sala de la Muralla del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) hasta el 6 de noviembre, en la primera exposición retrospectiva que se dedica al artista en España.

A través de las 109 fotografías y 30 polaroids de los últimos cuarenta años que integran la muestra, Fontana plantea la antítesis entre el espacio natural y el espacio urbano, aunque en ambos casos juega con un elemento común: colores fuertes, saturados y brillantes que endurecen los contrastes.

Fontana (Módena, 1933) ha asegurado en la presentación de esta exposición, que se cierra con ocho fotografías tomadas por él en Valencia, que es "la más importante" que ha realizado en un espacio público.

Para el artista, la fotografía "no es un trabajo, sino un placer", y ha valorado esta práctica como "una realidad que da calidad" a su vida.

"No quiero ser repetitivo en mi obra, porque ser repetitivo es rutina y la rutina es la muerte -ha añadido-. Aunque me enorgullece que me llamen maestro, tampoco quiero serlo; quiero ser alumno, porque ser alumno es conocer, y maestro es saber, y eso también es muerte".

El comisario de la exposición, Francisco Jarauta, ha explicado que en un principio la muestra iba orientada a la producción americana de Franco, pero que, tras conversar con el autor, se prefirió hacer una retrospectiva.

Jarauta ha concretado que ésta pasa de un primer Franco, un fotógrafo "más seco y pendiente de la arquitectura", a otro que se interesa por la experimentación natural por el paisaje y tiene en cuenta "decisiones estéticas", para acabar finalmente en el fotógrafo urbano que busca "huellas y rastros en la ciudad", como una pisada en pintura fresca o una sombra.