El escritor Vicente Soto era otro ejemplo de la diáspora de intelectuales valencianos que tuvieron que exiliarse tras la Guerra Civil, en su caso en 1954. Él afirmaba en una de sus últimas visitas a Valencia, con motivo de la recogida del Premi Lluís Guarner que le entregaron en 2002 en reconocimiento a su trayectoria literaria y personal, que si se fue a Londres fue porque aquí no le dejaban hacer nada y después no le dejaban volver.

Ayer fallecía a los92 años este escritor que obtuvo el premio Nadal en 1966 por su obra La zancada y que combatió en el bando republicano. Su última obra aparecía en 2002, Mambrú no volverá, con la que obtuvo, además, el Premio de la Crítica valenciana, una obra en la que aparecía de nuevo ese topotón, como él llamaba a aquellos que van y viene sin ir a ninguna parte.

La acción de su último libro transcurría en una pueblo de la valenciana castellana y agraria, un lugar cercano al término de Utiel, por ejemplo. El niño protagonista mostraba su relación con la naturaleza y con los cambios que él mismo estaba experimentando. Soto se consideró siempre un "perdedor de la Guerra Civil y de la posguerra" y recomendaba como lectura a maestros como William Faulkner, Proust o Juan Rulfo.

Su literatura, según los críticos, se inscribía en cierto sentido en la línea trazada por autores como Azorín, Gabriel Miró, Francisco Brines o César Simón.

Autor de varios libros de cuentos y diversas novelas ejerció en Londres como traductor y profesor de español.

Solía pasar sus veranos en la comarca de La Ribera y uno de los rasgos más destacados de su literatura era también el amor al lenguaje, como subrayaban quienes estudiaron su obra.

Sobre Valencia, Soto afirmaba que tenía "una querencia como un animal", que le obligaba a venir año tras año.

Autor de obras como Luna creciente, luna menguante, Pasos de nadie, Una canción para un loco, Tres pesetas en la Historia, Casicuentos de Londres, Cuentos del tiempo de nunca acabar, El gallo negro o Bernard, uno que volaba, Soto afirmaba sobre el oficio de escritor que era algo que sintió muy pronto ya que empezó a escribir antes de los 18 años. Generacionalmente se reconocía como un escritor de posguerra debido a que antes del conflicto bélico no había publicado ninguna obra. "La infancia la revivo, no la rememoró, afirmaba sobre su etapa en España.