El quinto festejo de la feria de novilladas de Algemesí ofrecía uno de los platos toristas de la feria, con el anuncio de la lidia del encierro de Cebada Gago, ya todo un clásico en la semana taurina. Los astados gaditanos compusieron un lote de astados de bonitas hechuras y variados pelajes, bien armados y cuyo juego resultó muy manejable para los toreros. Blandeó el noble astado que abrió plaza, tuvo bondad aunque fue muy desentendido el castaño segundo, le costó al burraco tercero y brilló por su prontitud y fijeza el cierraplaza.

El salmantino Damián Castaño, nuevo en Algemesí, venía de triunfar en la feria de Arnedo. Muy dispuesto, se le vio toda la tarde firme y con oficio, en dos labores tesoneras aunque siempre por las afueras y a las que faltó tanta reunión como expresión.

Por su parte el sevillano Javier Jiménez, quien también hacía su debut en esta plaza, se mostró como un torero con conocimimiento de la profesión. El rubio espada supo buscarles las vueltas a sus dos oponentes, a los que plantó cara con desparpajo y soltura. Más centrado anduvo con el excelente cuarto, aunque a su trabajo le faltó calidad y remate.

Mención aparte merece el sobresaliente. El hombre apenas se ha puesto delante esta feria, y todavía no ha hecho un quite.Eso sí, cada día luce un terno de torear distinto. Por fondo de armario que no quede.