El mismo día que la prensa de Valencia anunciaba el "fenómeno extraordinario" de un "enano gigante" llamado Francisco Piqueres, de 23 años y natural de Turís, el hoy ilustre compositor húngaro Franz (Ferenc) Liszt ofrecía su segundo concierto en el Teatro Principal de la ciudad. Curiosidades de la historia y de la prensa, el comentario del recital aparecía por debajo del extraño caso del chico que había sido enano hasta los 14 años para luego convertirse en un gigantón.

Era finales de marzo de 1845 y el paso por Valencia de Liszt, del que se conmemoran en 2011 los 200 años de su nacimiento, era una de las últimas fases del viaje por España que había iniciado en Madrid el octubre anterior y que concluiría unos días después (el 21 de abril) en Barcelona. El fin era captar fondos para un monumento a Beethoven en Bonn.

Con 33 años, Liszt era ya un virtuoso del piano con reconocimiento internacional, cuyo paso por Valencia se debió a "la casualidad", según el programa de mano de la primera función. El documento da a entender que iba a dar un único concierto (la tarde del 28 de marzo de aquel lejano 1845), aunque al día siguiente el Diario Mercantil de Valencia -embrión de El Mercantil Valenciano- publicaba: "Hoy se ejecutará la segunda y última función filarmónica por el Sr. Liszt".

Al final, no fueron ni uno ni dos conciertos, sino tres, ya que el Mercantil de Valencia incluye otro suelto el 31 de marzo en el que comunica que Liszt volvería al escenario del Principal esa tarde para interpretar el Gran concierto de Weber entre el primer y segundo acto de la ópera La figlia del reggimento.

Como despedida, el célebre concertista se ofrecía además a tocar "lo que se le pida", algo que ya había practicado en su segunda función, con "improvisaciones sobre temas de ópera que el público se sirva indicar en el acto de la función y que la autoridad disponga; con lo que cree el Sr. Liszt dar una prueba de benevolencia y gratitud a las personas que le escuchen".

Más que pensar en la búsqueda de éxito fácil ante un público poco docto, hay que tener en cuenta que las improvisaciones al piano se hallaban a mediados del siglo XIX en su apogeo, según el profesor del Conservatorio de Valencia Arturo Barba.

La ampliación de las apariciones en el Principal (hasta tres) de Liszt indica la buena acogida de la audiencia. "Se deslizaron las horas como un solo momento", decía una nota del Mercantil de Valencia tras el primer concierto. Agregaba el comentarista anónimo: "Complacido sobre manera debe haber quedado el Sr. Liszt por los aplausos con que el entusiasmado público recompensó su extraordinaria habilidad".

En opinión de Josep Maria Busqué, el viaje del músico romántico tuvo que influir en la vida artística del país, dominada por la música de salón, que contrastó con el concierto más moderno y libre que proponía Liszt.

El choque con la moda de la música de salón

Los recitales del genio húngaro coincidieron aquellos días en Valencia con el "gran baile y concierto" en casa del barón de Petrés (junto a la iglesia de San Esteban). Sinfonías y "piezas escogidas" por una entrada de 4 reales. Con todo, los programas coincidían en algunos temas -"La figlia del reggimento", "Il Pirata"É-, que denotan el gusto de la época.

Liszt no se olvidó tampoco en Valencia de ir a la Catedral y escuchar al organista. Según algunos, fue más de una semana de visita. En la prensa solo hay constancia de 4 días (del 28 al 31 de marzo). Pero se recuerdan, como hace hoy la diputación, con un recital de Javier Obrer en la Beneficencia. a. g. valencia