«Sólo puedo decir de él que es una persona encantadora y muy próxima, y si se habla de mí prefiero que sea porque me lo he ganado», afirma Sise, el 50% de la compañía Los Duendes, uno de los grupos de títeres pioneros en Valencia. Sise, además, es María José Fabra Part, o lo que es lo mismo, la hermana del President de la Generalitat, Alberto Fabra.

Pero Sise, ante todo, es una más de la profesión, de ese sector teatral que se tambalea entre recortes, cierres y promesas incumplidas. Quienes la conocen de cerca la definen como una mujer «discreta, sencilla, sensible y muy buena compañera». Debe de serlo porque su vida, como contaba hace años , cambió el día que descubrió la fantasía de las marionetas. Debe haber pasado cerca de treinta años. Y hoy junto a su compañero, el argentino Alberto Cebreiro, continúa creando magia a los pequeños y trasladándoles al mundo de los sueños. Al menos lo hace en un espacio cedido por el retor Juli Ciges—histórico entre los curas progresistas—en la Parroquia de Vera que su compañía tiene como sede estable y donde actúa cada mañana durante el curso escolar.

Mientras otras cuñadas pasaron por puestos asesores hasta tener fundación institucional millonaria propia y las hermanísimas cortan el pastel con un tono subido de octava, de Sise destacan la «discreción de la marionetista que se esconde tras el telón». En Castellón la tienen perdida.

«Creo que ellos incluso jamás han pedido una subvención, ni a la Generalitat, ni al Ministerio, ni al Ayuntamiento. Van a su aire y nunca nos ha comentado sobre él», anotan sobre su hermano y hoy presidente del Consell.

María José, quien reside en Port Sa Playa, contó un día en un diario vasco cómo descubrió el arte de los títeres. Había terminado Magisterio y estaba estudiando en la Universitat de Valencia cuarto de Filología Francesa.

«Por aquel entonces—añadía — hice un viaje a Oropesa porque allí se estaba celebrando un festival de títeres y a mí desde pequeña siempre me han encantado los muñecos, las marionetas, el teatro, el modelaje... Bellas Artes era mi pasión secreta, quizá porque mi madre pinta cuadros y eso me ha influido desde niña. Fui a Oropesa para ver las funciones y entré, sin pensarlo, en un Café-Teatro».

Allí surgió el duende. «Recuerdo que lo primero que llamó mi atención fue un personaje-presentador de nombre Godofredo, que aparecía en escena con unos andares parsimoniosos y pintorescos. Al término de la función, el titiritero salió a saludar dando unos pasos al frente del teatrillo. Me quedé fascinada: andaba igual que el personaje. Así conocí a Alberto. Creo que fue un flechazo de ambos a primera vista y desde ese momento, los títeres entraron en mi vida. Dejé mis estudios, rompí con mi vida anterior y me convertí en titiritera».

En su casa, tradicional, claro, «cayó como una bomba», pero ella añade que al final claudicó porque «era y soy feliz y esa fue la clave. Procedo de una familia muy conservadora y, ahora, lo entienden pero, al principio, ser titiritero no estaba tan reconocido como lo está hoy en día; había muy pocos e implicaba cierta vida desordenada y bohemia. Yo tenía sólo 20 años y a mi padre no le gustó ni un ápice. Se trataba de cambiar radicalmente mi forma de vida porque ser titiritero, más que una profesión es un estilo de vida y yo era consciente y lo quería», añadía en aquella ocasión.

Decenas de espectáculos con una labor pedagógica siempre como trasfondo e inspirados en cuentos, colaboraciones con el PTV o la Escalante, decenas de festivales... Algunos compañeros de profesión aún se sorprenden cuando les preguntas si conocen a la hermana del President. Suelen contestar: «no lo sabía, ¿Sise?»

En época de bonanza, seguramente, a partir de ya estaría siendo invitada a realizar la mayor gira autonómica con su compañía y las marionetas de tela que ella misma crea. Otros incluso hasta se preocuparán. Es lo que ofrece el falso poder y quienes zumban sobre él. Pero como alguien dice, «no van por ahí sus tiros».

En su perfil de Facebook se puede leer que le inspiran «los que saben pintar la vida de colores», le gusta la fotografía y le interesa ver museos y pintura; leer y escuchar; la ecología, el buen cine y «crecer en mi profesión». Crear vida moviendo otro tipo de hilos.