Aunque nadie esperaba que optaran a los premios más importantes, ni Torrente 4 ni Fuga de cerebros 2 han aparecido en ninguna de las categorías de la 26 edición de los premios Goya.

¿No merecía Torrente 4, rodada en 3D, aparecer en alguna de las disciplinas técnicas? ¿No había pedrea para algún aspecto destacable de una producción tan correcta en lo formal como Fuga de cerebros 2? La eterna diatriba entre arte e industria o prestigio y popularidad se reaviva en esta edición de los Goya.

Más sorprende que la coproducción española Midnight in Paris, que ha ampliado su éxito a Estados Unidos, donde se convirtió en la película más taquillera de la trayectoria de Woody Allen, se haya quedado sólo en una nominación al guión del genio neoyorquino, presuponiendo así que todas las finalistas a mejor película son mejores que la encargada de abrir el último Festival de Cannes.

El año pasado, la película más taquillera, Tres metros sobre el cielo, sí que entró en la categoría de mejor guión adaptado, pero Que se mueran los feos, otro título popular de la pasada temporada, tampoco llegó a los Goya.

Los premios Goya han premiado taquillazos, pero solo si iban firmados por directores consagrados, como sucedió con VolverTodo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar, o Los otros y Mar adentro, de Alejandro Amenábar. La única excepción sería Celda 211, con la que dio la campanada Daniel Monzón.

Santiago Segura ya está acostumbrado a que sus superproducciones no reciban el beneplácito de la Academia de Cine, pese a que la primera entrega del casposo policía Torrente sí que le reportó el Goya a mejor director novel y a Tony Leblanc el premio al mejor secundario.

La segunda parte recibió una candidatura a la mejor canción, compuesta por Joaquín Sabina, pero la tercera fue ninguneada de la misma manera que ha sucedido ahora con la cuarta, a pesar del logro de la visión estereoscópica.

Fuga de cerebros 2 representa el cine destinado a público juvenil, que no es la franja de edad que predomina entre los académicos. Tampoco el cine de género ha tenido suerte este año. Dos películas de suspense con un rendimiento económico más que notable, Mientras duermes e Intruders, han tenido representaciones simbólicas los Goya. La cinta de Jaume Balagueró se ha tenido que conformar con la nominación de Luis Tosar al mejor actor.