?

?Alberto Morais (Valladolid, 1976) se hizo cineasta en Valencia. Ahora vive entre la ciudad y Madrid en busca de hacerse un hueco en el cine. Tras el éxito en los festivales de Las olas, prepara ya su próximo proyecto, Los chicos del puerto, donde quiere mostrar "la Valencia que desconocemos", la de las periferias, a través del viaje de tres niños de Nazaret, barrio en el que su padre trabajó como médico.

¿Ha sido demasiado difícil que "Las olas" llegara a las salas, pese a los premios?

Pensamos que sería más sencillo. Pero al final los premios no tienen una relación con la exhibición y es difícil con un cine que se aleja de los parámetros habituales de representación y narración y con una aproximación a la Historia de España que no bebe del costumbrismo.

Incluso se verá en Valencia, a pesar de las dificultades, ¿no?

Me parece un regalo, pero ha sido muy complicado, pese a ser una película con versión original en valenciano y estar apoyada por el IVAC. No había sala cuando sí las había en Madrid, Barcelona, Sevilla, Girona o Euskadi. Al final, gracias a Yelmo, a la distribuidora Barton Films y al IVAC, se verá.

¿Y se verá en valenciano en toda España?

No se dobla en ningún lugar. Es una decisión personal. Es el 60 % en valenciano, el resto es en español y francés. Es el trayecto de una persona de 80 añosde Valencia a Argelès-sur-Mer, donde hubo un campo de concentración y me interesa también el viaje lingüístico.

¿Le deprime ver la cartelera, los títulos al lado de su filme?

Es una queja tópica, pero la invasión del cine americano es una realidad. Yo creo en el proteccionismo cultural. Los exhibidores no pueden hacer excepciones culturales si el Estado no las hace. Debería haber unas salas promocionadas por el Estado con un coste menor para el ciudadano, porque no puede valer lo mismo una entrada para Spielberg que para una película de Isaki Lacuesta o mía (no estamos en la misma Liga). Parece una locura con esta crisis, pero lo creo posible.

¿El proteccionismo no es conservador?

No. Es una medida adoptada en Europa después de la II Guerra Mundial para defenderse del poder de EE UU. Francia tiene un presupuesto para su cine de 300 millones, el nuestro es de 60. Las películas españolas no se hacen con las subvenciones al cine, aunque se critica mucho. Estas son solo una pequeña parte.

Ahora que las ayudas a la cultura se agotan, ¿el cine de autor está en peligro?

Si se acaban las ayudas para el cine, se acaba el cine de bajo presupuesto y el cine en general. El cine no pensado para el retorno económico corre peligro y es un valor añadido. Una sociedad sin cultura tiene un déficit muy grande.

Hay quien cree que de la crisis saldrá una cultura mejor. ¿Lo comparte?

Esta crisis tiene elementos bélicos, porque parece casi un estado de posguerra, con un desmantelamiento de casi todo que en Valencia es muy visible. Y siempre que ha habido crisis históricas ha nacido un cine que las refleja, como el neorrealismo italiano. Sí que puede haber ahora un nuevo tipo de cine que se vincule a lo real, para explicar lo que pasa.

La retirada de la Guerra Civil es el marco pero no el eje de "Las olas". ¿No le interesa la memoria histórica directamente?

Soy crítico con el concepto de memoria histórica. Se están haciendo cosas interesantes, pero con limitaciones. La recuperación de la memoria todavía tiene miedo de ser demasiado cristalina y clara. Pasa de puntillas por la Historia y hay heridas no cerradas. Las olas va sobre eso: las heridas que nunca se van a cerrar.

Es una película de narración lenta, de factura distinta a la que dictan las nuevas tecnologías. ¿Haría una película para móvil?

No. El tono está vinculado a los 80 años del personaje y la cámara actúa con ese tempo y se detiene mucho en la geografía. Sobre los móviles, me pregunto si en ellos se vería a John Wayne en el caballo en un plano general. Creo que no. Cuando más pequeña es la ventana de exhibición hay un déficit lingüístico.