Veo mucho negro en su colección. ¿Será la crisis?

No. Es que yo siempre he sido muy de blancos y de negros. Pero todos los colores son fuente de inspiración.

¿Y a usted qué colores la inspiran más?

Los colores piedra, los azules, el color chocolate. Me encantan los colores, sobre todo en verano.

¿Y con este volumen de negocio, nota la crisis: poco, mucho, nada?

En tiempos difíciles hay que ser muy coherente y buscar la mejor relación calidad/precio. Hoy más que nunca es necesario que nadie salga desilusionado de la tienda. Yo vendo en el extranjero e igual no siento tanto la crisis, pero hay diseñadores que no están preparados para afrontarla.

¿Preparados para qué?

Para aguantar, por ejemplo, el tirón del made in Asia, que es una realidad que está ahí y que se veía venir.

Pero el «made in Asia» afecta a todos.

A unos más que a otros.

¿A las grandes marcas?

¡No! Las marcas de lujo pueden presumir de longevidad y de tradición. Tienen un nombre, una herencia, cuentan con poderosas armas de marketing. No se mueven del sitio y no les afecta la crisis, o menos.

¿Cómo se define? ¿Marca de semilujo?

No somos marca de lujo, está claro. Pero en cierto modo nos acercamos. Hay que matizar lo del lujo, que no es cobrar mucho y ser muy caro. El lujo es el ambiente con el que se encuentra el cliente, el servicio que se le da.

Muchos diseñadores se sienten desprotegidos por la Administración.

Bueno, yo no quiero criticar a nadie. Es verdad que las ayudas no están a la altura. Tenemos ejemplos cercanos, Francia e Italia, donde los apoyos públicos son muy notables. Yo creo que habría que hacer un esfuerzo en la ayuda institucional a los nuevos diseñadores. Sin embargo tengo la sensación de que se está haciendo un gran esfuerzo en la potenciación de las escuelas de diseño.

¿Por qué no le gustan las pasarelas?

Hace 12 años que no participamos en ninguna. Nuestra pasarela son los escaparates. Yo creo que las pasarelas son buenas para las marcas de lujo de las que antes hablábamos, pero tienen sus inconvenientes. Uno de ellos, que retrasan las producciones. Me quedo más con el contacto directo con los clientes.

Tres décadas ya desde su primera colección.

Mucho tiempo. Mis primeros pinitos fueron cuando me permitía el lujo de crear cosas con una infinita libertad que después vendía entre mis amigas.

¿Qué queda de la Purificación García de 1981?

Queda una base, lograda a través de mucha experiencia y la satisfacción de haber superado altibajos y mucha piedra en el camino.