El polvorín estalló. El enfrentamiento de los bailarines del Ballet de Teatres de la Generalitat con su exompañeros hasta final de 2011 quedó ayer en negro sobre blanco tras el comunicado emitido por los primeros. "Durante mucho tiempo -aseguran- criticar, calumniar y faltar al respeto personal y profesional, tanto a nosotros los bailarines, como a los coreógrafos invitados, como al profesorado de la compañía, como así también a la dirección, ha sido al parecer gratuito, desproporcionado y realizado, de forma clara y directa, por parte de algunos excomponentes del Ballet".

Los integrantes de la formación pública cometieron el error, dicen, de "no frenar esto a tiempo, pero nos habíamos acostumbrado a los falsos comentarios y al ambiente irrespirable que parte de la compañía, los que hoy ya no están, habían instaurado, dedicándose a desestabilizar un trabajo".

El origen del conflicto -al menos, en su fase final- está en el pasado verano, cuando un grupo de bailarines pidió la intervención del comité de empresa de Teatres, porque consideraba conculcados sus derechos laborales por los horarios y condiciones de transporte que se les exigían.

Otros miembros redactaron entonces una carta de respuesta, declarando su desacuerdo con las reivindicaciones. Sobre este escrito, dijeron ayer: "Jamás en el Ballet de Teatres nadie nos ha coaccionado para que redactaramos una carta", sino que esta fue "enviada de forma libre y voluntaria". "En ningún momento nos hemos sentido maltratados ni humillados, como se dice por ahí", agregan quienes se han quedado en la institución, y que aseguran tener el apoyo de los jóvenes que se han incorporado en 2012.

La consecuencia de aquel episodio fue que, al final de 2011, al concluir los contratos, nueve componentes -con diez años de trayectoria en la formación- no fueron renovados. Coincidían prácticamente con quienes no habían firmado la carta contra el comité de empresa. Los excluidos ya han denunciado el caso ante los tribunales.

Por otra parte, la Conselleria de Turismo y Cultura aseguró ayer que el presupuesto anual del Centre Coreogràfic es de 700.000 euros, de los que 426.000 euros son para la plantilla y otros 273.000 para producciones. La cantidad, añadieron, incluye los honorarios del coreógrafo, Ramon Oller, que ejerce en calidad de residente desde 2009.