Jóvenes, eclécticos, divertidos, rigurosos, inquietos y purpurados son los componentes del cuarteto de saxofones Púrpura Pansa. Integrado por cuatro intérpretes valencianos poseedores de un "alto nivel de virtuosismo", afirmó el compositor de Silla Andrés Valero Castells, este grupo fundado en 2009 se propone "difundir, potenciar y disfrutar de la literatura musical que existe para esta formación, dando a conocer las posibilidades de este instrumento".

Tras tres años de estudio con los mejores saxofonistas y compositores y muchos meses de trabajo y conciertos, Púrpura Pansa ha grabado su primer disco. Unua, en esperanto, significa "el primero" y es el título que han puesto a su primera experiencia discográfica no sólo por ser la primera, sino también por hablar con la lengua de la esperanza. Asesorados por un nutrido grupo de colaboradores entre los que destacan los músicos José R. Pascual Vilaplana, Valero Castells, Q. Morales (técnico de sonido, edición y mezclas), José Alonso (diseño gráfico y fotos) y Fernando Romero (producción y coordinación), Púrpura Pansa ha conseguido que su Unua sea una auténtica declaración de principios estéticos y artísticos.

El director del programa de radio Concierto, en La 97.7, Fernando Romero, presentó el concierto-presentación que tuvo lugar en el Club Diario Levante el pasado miércoles y alabó el trabajo meticuloso y concienzudo realizado de esta producción.

Púrpura Pansa estuvo acompañada por el percusionista Pau Vila en la pieza de John Mackey, Strange Humors, una suerte de simbiosis entre los ritmos africanos y las melodías orientales, y por el pianista Javier Obrer en la famosa partitura del mexicano Arturo Márquez, Danzón n.º 2. Arreglada para cuarteto de saxos y piano por el barítono del grupo, Javier Teruel, la obra sonó con convencimiento y verosimilitud. Del compositor Valero Castells, presente en la sala, Púrpura Pansa interpretó su Solerianeta. Basada en el popular Fandango para clave del Padre Soler, esta pieza detaca por el alto nivel de exigencia instrumental, así como por la intrincada métrica y el imaginativo juego motívico soportado por un bajo ostinato.