Ni la tauromaquia de Goya, ni los toros de bronce de Benlliure, ni la afición de Picasso por la fiesta nacional han influido en la decisión de los miembros de la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Para ellos los espectáculos taurinos no merecen la condición de Bien de Interés Cultural Inmaterial (BICI) como propone la Generalitat Valenciana. Así lo adoptó su Junta General a finales de abril y así se lo hacía saber a la Dirección General de Patrimonio hace unas semanas, según ha podido conocer Levante-EMV.

En apenas un par de párrafos los miembros de a institución bicentenaria despachaba el asunto. "Las corridas de toros son espectáculos reglamentados de ámbito nacional que no tienen peculiaridades específicas en la Comunidad Valenciana", manifestaban en uno de ellos. "Y "els bous al carrer" son fiestas populares que no tienen la suficiente entidad cultural", añadían en el segundo. Por tanto, remataba el escueto documento remitido, "la comisión informante se manifiesta en contra de que se considere Bien de Interés Cultural Inmaterial los espectáculos taurinos en todo el ámbito de la Comunidad Valenciana".

El acuerdo fue suscrito por unanimidad. La Academia de Bellas Artes de San Carlos, de carácter independiente, está integrada por treinta y tres miembros, algunos de ellos relacionados con las instituciones públicas, y se encuentra presidida por Román de la Calle.

La declaración como BIC requiere de dos informes favorables, sobre un máximo de tres, de algunas de las instituciones culturales que la Ley de Patrimonio reconoce como consultivas. En ese grupo, además de San Carlos, figuran el Consell Valencià de Cultura, las universidades valencianas, el Consejo Asesor de Patrimonio Histórico, los de Archivos o Bibliotecas y el de Arqueología.

Se da la circunstancia de que el Consell Valencià de Cultura se manifestaba esta misma semana a favor de la declaración como BIC tras un rocambolesco proceso y después de que el pleno de la institución tumbara un informe elaborado por la comisión correspondiente y contrario a la declaración como BIC.

En esa comisión sólo un miembro a propuesta del PP, Vicente Farnós, manifestó su voto negativo. El otro, Ricardo Bellveser, se abstuvo alegando que elaboraría un texto alternativo del que nada se sabe. Los otros miembros que la componen- Pérez Puche, González Mostoles, Jesús Huguet, Manuel A. Conejero, García Asensio, Pepa Frau, Francisco Moreno y Gloria Marcos- que acudieron a la reunión votaron a favor de la negativa. El pleno, y gracias a los votos de los miembros del PP, tumbó el informe alegando que el asunto dividía al organismo y a la propia sociedad y que no estaba suficientemente consensuado. El voto secreto dio once a favor de obviar el informe frente a ocho. Por tanto, gracias al silencio administrativo ya que transcurrían tres meses desde la petición institucional, se consideraba favorable.

Algunos círculos consideran que el inesperado vuelco dado por el CVC en su decisión respondía a una maniobra de carácter político ya que tumbaba definitivamente las pretensiones del Consell, con lo que ello significaba desde el punto de vista socal y político. Ahora la pelota quedará en manos de la Universitat de València a quien se le ha pedido el definitivo debido a la situación creada y el empate técnico producido.