Compositores, intérpretes, amigos y familiares se dieron cita el pasado martes en el Club Diario Levante para rendir merecido homenaje al músico Ramón Ramos (Alginet, 1954-2012), fallecido recientemente. "No se puede entender la música valenciana de los últimos treinta años sin la figura y la obra de Ramón Ramos", afirmó el compositor Voro García, quien advirtió que "cada olvido es una amputación". Alumno de Ramos, el director de la Mostra Sonora de Sueca aseguró que no sería compositor de no haber conocido al autor del cuarteto de cuerda Pas encore.

Durante dos horas y media, amigos y compañeros de Ramos fueron subiendo al escenario del Club para pronunciar palabras de recuerdo y de reivindicación de la personalidad y de la obra de uno de los músicos más significativos de la más reciente historia de la música valenciana. El musicólogo Josep Ruvira no dudó en calificar las creaciones de Ramos como "las más originales e independientes de toda una generación que supo reinventar la modernidad musical en Valencia hace ahora más de tres décadas". Para Inmaculada Tomás, directora gerente del Institut Valencià de la Música, "Ramón Ramos fue un claro ejemplo de que componer es una forma de vivir. Aportó a sus compañeros de generación toda esa carga de calidad que trajó de sus años de formación y de actividad creativa en Europa". En presencia de los tres hijos del músico fallecido, Carlos, Ramón y Fran Ramos Bosch, la gestora instó a recuperar, catalogar y poner en valor toda su extensa y valiosa obra.

El músico y artista sonoro Ferrer-Molina explicó "la gran capacidad de Ramos para escuchar y saber qué necesitaban sus alumnos, para poder motivarlos y prestarles todo lo necesario". Asimismo, Ferrer-Molina remarcó su gran talento para crear mundos nuevos, en relación a la pieza que interpretó. Declinaciones, para guitarra preparada -se toca con una canica y un diapasón- supone una obra maestra, teniendo en cuenta que la primera obra para guitarra preparada es de Bedford, You ask for it, y data de 1969.

Generosidad y sentido del humor

El compositor y presidente del Colectivo Art'S. XXI, Emilio Calandín, fue el primero en recordar y alabar la gran generosidad y el buen sentido del humor del último catedrático de Composición del Conservatorio Superior de Música de Valencia. Por su parte, Gregorio Jiménez, compositor y director del Laboratorio de Electroacústica (LEA), perteneciente al mismo centro, contuvo su emoción al rememorar los años de estrecha convivencia como compañeros de piso en Alicante en su etapa como profesores en el Conservatorio Óscar Esplá.

Andrés Valero-Castells pronunció unas cariñosas palabras, en las que destacó las tres facetas o estadios por las que pasó su relación como maestro, compañeo y amigo. "Para mí, Ramón fue un revulsivo, supuso un cambio en mi trayectoria; fomentaba la libertad creativa entre sus alumnos y vivía la composición intensamente".

La soprano Gloria Fabuel y el pianista Bartomeu Jaume, compañeros de Ramón Ramos en el claustro del conservatorio, interpretaron una de sus canciones favoritas, Suzzane, de Leonard Cohen. El editor valenciano Jesús Piles trasladó al público sus experiencias con Ramos a la hora de vivir el momento de la edición. "Recuerdo que era una persona que vivía en una contradicción permanente, propia de un genio".

Al acto de homenaje acudieron los hermanos Luis y Javier Clemente, de Clemente Pianos; el coordinador de la SGAE en Valencia, Antonio Martínez; los compositores Javier Costa, Vicente Roncero, Víctor Vallés, Roberto Loras y Carlos Fontcuberta; el musicólogo Jordi Reig; los músicos Enric Gironés, José Pascual Hernández y Miguel Gironés, y el artista sonoro Miguel Molina, entre otros.