Valencia, principios del siglo XVI. El rey, Fernando el Católico, obtiene un préstamo de la ciudad de Valencia -uno más- de 12.000 sueldos. El motivo: financiar los conflictos en Italia. Eso es lo que dice, pero ahora podemos saber que era mentira. El propio monarca escribió al batlle del Reino de Valencia explicándole que los fondos eran para la dote de su hija bastarda Juana, que casaba con un noble castellano. El dato sirve a Ernest Belenguer (Valencia, 1946) para ilustrar el perfil del poderoso rey: "Un maquiavélico total. Engañó a la ciudad y a todo el que hiciera falta por su interés político. Claro que la oligarquía valenciana también lo conocía", explica a Levante-EMV.

El uso final de este empréstito es una de las aportaciones nuevas que el historiador realiza en Fernando el Católico y la ciudad de Valencia (PUV, Publicacions Universitat de València), que presentó ayer en el Centre del Carme.

El estudio es una revisión y ampliación de la tesis doctoral que el catedrático emérito de Historia Moderna de la Universitat de Barcelona leyó en 1973 y publicó en 1976 (València en la crisi del segle XV, Edicions 62), una obra que ha ido quedando arrinconada con los años. Es uno de los motivos que han movido al discípulo de Joan Reglà para ofrecer -incorporando un 40 % de información nueva, calcula- una visión más actual del siglo XV valenciano, ese tiempo de esplendor económico que Belenguer matiza desde hace años.

"Cuidado -apostilla-, el esplendor no es falso, pero no puede esconder la corrupción y malversación que existía". En este punto, el nuevo trabajo aporta datos adicionales que "aumentan" la incidencia de este problema y que en cierta manera son una respuesta a historiadores (como Álvaro Santamaría) que han cuestionado estas tesis.

Estas prácticas están ligadas al "control total" de la ciudad por parte del rey a través de la figura del funcionario llamado racional, una de las principales aportaciones de Belenguer en 1976. El historiador añade ahora documentos que muestran la tensión entre los hombres del rey y la ciudad. Se observa en un juicio contra uno de ellos en 1503, que ahora ha podido documentar. Al final no pasó nada, porque Fernando el Católico "no tenía ganas de que su agente fuera eliminado", explica, "pero fue juzgado".

La investigación dibuja así al monarca de Aragón y esposo de Isabel de Castilla más interesado en los préstamos que en las Cortes. Toma tanto de la ciudad que en 1570 (medio siglo después de su muerte) la corona aún no había devuelto lo recibido. Para hacerse una idea, Valencia le presta nueve millones de sueldos, cuando Joan II o Alfons el Magnànim pidieron un millón cada uno.

Fue la ciudad que más dinero dejó al rey porque era "las más importante de la Península Ibérica a principios del siglo XVI". Quien da ese dinero es la oligarquía valenciana, que no movió un músculo contra la corrupción, apunta Belenguer.

La consecuencia final será la revuelta de las Germanies contra el dominio oligárquico. Hoy podemos analizar la caída de una taula de canvis (banco) en 1511 como antecedente de esa rebelión. "Es la broma del historiador, que conoce el futuro de lo que estudia", señala Belenguer. Quién sabe, igual el hundimiento financiero español de estos días se ve pasado el tiempo como la causa de una hipotética revuelta popular. Pero eso, si sucede, será tarea ya para algún futuro historiador.