La madera es la gran protagonista de la primera exposición individual de Mar Solís en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM): La línea, la curva , la elipse. Desde ayer y hasta el 14 de octubre, un total de 48 piezas, entre esculturas, dibujos, libros de viajes, una proyección y dos instalaciones integran la muestra en la que la artista ha trabajado durante tres años.

Licenciada en Bellas Artes y especializada en Escultura, Solís juega con las sombras que proyectan las piezas en las paredes de la sala. Admite que escribe poesía con sus obras y las define como lugares de reflexión en los que busca introducir al público.

Rafael Sierra, crítico y director de la revista Descubrir el arte, es el comisario de la exposición, un habitual en esta tarea en el IVAM de Consuelo Císcar. Solís, que no había exhibido antes su obra individualmente en una institución pública de primer nombre, fue la protagonista del espacio de Descubrir el Arte en ARCO 2009. Sierra sigue sus creaciones desde hace años, dijo ayer. Considera que Solís, "a pesar de su juventud, tiene mucho que decir".

El comisario remarcó el punto de inflexión en la escultura cuando Julio González introdujo el hierro, pero Solís continúa con la tradición de la madera y con ella transforma la realidad en signos.

La última muestra de la escultora incluye una pieza expuesta en Miami (EE UU): El bosque que navega. La realizó en homenaje a El cuento de la isla desconocida de José Saramago. Sin embargo, el 80 % de lo que expone lo ha hecho exclusivamente para el IVAM. Císcar apuntó que "las líneas de la artista dibujan el espacio mientras se desplazan como ramas arrastradas por el viento".