Cuando empezó la crisis decidió escribir una trilogía para explicarla. ¿Le bastarán sólo tres libros?

Cuando tuve la intención de publicar una trilogía sobre la crisis, en Grecia los políticos creían que sería mucho más corta, cosa de tres años. Yo ni fui ni soy tan optimista. Llegados a este punto tengo tres opciones: escribir un epílogo, convertir la trilogía en tetralogía o escribir otra tras la crisis.

¿Es ahora más optimista?

Cuando escucho a los políticos quitarle hierro al asunto siento que no es tan fácil. Lejos de mejorar, a la larga las cosas se ponen peor.

No cree demasiado en la política...

Mire a su alrededor. ¿Acaso hay alguien que crea en ella, alguien que confíe en la clase política? Nadie. Y la crisis justifica esta carencia de fe. El pan de cada día son las pequeñas políticas, las que no son nada claras. Es un completo desastre.

¿Cuáles son las diferencias entre Grecia y España?

[Silencio] No quisiera ofender. Cuando el problema empezó en Grecia, países como Italia, Portugal o España se llenaban la boca diciendo que no eran Grecia. Mire ahora. El concepto mismo de la carencia común nos salpica a todos. Es normal que la crisis empezara en Grecia, la parte más débil de Europa. Explotó ahí, pero se expande por todo el continente. Hace unos meses vine a Sevilla. Caminando por sus calles creía que estaba en Grecia.

¿Todo lo hacemos mal y tarde?

Siempre es igual. Además hay otro punto: identificar Europa con el euro. Un gran problema. Nos olvidamos por completo de la diversidad cultural de Europa. Nadie habla de ello, pero existe una cultura mediterránea en el sur de Europa. La única manera de permanecer juntos en la lucha contra la crisis es abrazarse a ella. Pero en la crisis nadie es inocente. La responsabilidad de intelectuales, literarios y artistas no es poca: lo hemos dejado todo en manos de políticos.

¿Cuál es el siguiente paso?

No hay un siguiente paso claro. De lo que estoy totalmente convencido es de que el euro está perdido. Si Europa no puede continuar así el siguiente paso sería la solidaridad política y financiera. Alemania no lo entiende. Si los alemanes se niegan a sí mismos la solidaridad, ¿por qué deberían ayudar a sus vecinos?

¿Cree que aún nos divierte la cultura?

Por supuesto. Pero las hay de distintos tipos. La cultura propiamente dicha y la de masas. La televisión, vaya. Ambas son necesarias. Lo que no se puede hacer es esperar respuestas mirando la televisión.

¿Dónde encontramos, pues, la esperanza?

La esperanza es diferente al optimismo. Está en cualquier sociedad, da igual el país: siempre encontrarás la fuerza necesaria para cambiar la óptica. Eso es esperanza. Y éste es un buen momento para juntarnos, iniciar una acción y luchar.