Primero fueron áreas y elementos de su imponente iglesia. Después, la sala capitular y el refectorio, ambos en uso público. Más tarde, una parte del claustro principal para conseguir una lectura aproximada del original. Hace un par de años se construyó una zona elevada que daba acceso a la iglesia por su parte trasera y a la que se le adosó un inesperado ascensor; como también se restauraron las pinturas de la pequeña iglesia que da acceso al recinto.

Ahora le ha llegado el turno al Palacio del Abad del Monasterio de la Valldigna, declarado por el expresidente Camps y la Generalitat en 2006 "templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia, e, igualmente, símbolo de la grandeza del Pueblo Valenciano reconocido como Nacionalidad Histórica", como así recoge el propio Estatut d'Autonomia. Desde entonces, el ímpetu por recuperar este espacio ha ido en aumento, sin tregua, aunque la labor sea tan compleja y costosa que necesitaría una inversión de por vida debido el estado de abandono en el que se encontraba y lo costoso de cualquier restauración desde la nada.

El complejo, al que acompaña una terrible leyenda negra y largas décadas de expolio, abandono y desmemoria comarcal, ve así cómo avanza otro de los pasos de su recuperación histórica. Eso sí, con una inversión que se aproxima ahora a los 540.000 euros y que permitirá una mejor lectura de este complejo que también recuperó el denominado claustrillo por un millón de euros, reinstalados hace años en un palacete de Torreledones y traslado hasta la Valldigna en su día pieza a pieza.

Hasta final de año no está previsto que concluya esta nueva intervención en la que ya se descubren nuevos muros de cierre, contrafuertes y parte de su primera planta reconstruida. Ganará en volumetría y la obra permitirá incluso acceder a la primera planta del edificio, que también recuperará su pavimento. Crecerá, por tanto, en volumen para poder soportar los nuevos forjados.

"Se trata de poner en valor el edificio, hacerlo visible, que se pueda entender, consolidar firmemente el inmueble y las condiciones del claustro que apareció en las últimas excavaciones realizadas en un solar anexo y que se cree pertenecieron al claustro primitivo", reconocía ayer a Levante-EMV el arquitecto y conservador del monasterio Salvador Vila. "Es un proyecto en el que vale la pena invertir", añadió, aunque la inversión sólo esta consignada para este año y nada se conozca del futuro más inmediato. El edificio, por tanto, no podrá ser restituido en su totalidad.

El monasterio era adquirido en los primeros ochenta por la Generalitat del gobierno socialista a fin de poner fin a su destrucción y expolio sin freno que padecía. Desde 1990 la Administración valenciana viene trabajando en su restitución, aunque bien es cierto que la labor pedagógica de promoción del espectacular complejo cojee de forma considerable pese a la celebración de actos puntuales.

Aún quedan pendientes excavaciones arqueológicas en el complejo monástico y, por tanto, seguro que más sorpresas.

Una iniciativa inviable hace dos décadas

Con las leyes antiguas de patrimonio, la recuperación del Monasterio de la Valldigna hubiera sido inviable y el complejo histórico-artístico hubiera terminado convertido en un solar de sillares y elementos arquitectónicos desparramados, muchos de los cuales fueron durante décadas utilizados para levantar bancales en el entorno. Pero al mismo tiempo, la reflexión lleva a recordar el polémico caso de la recuperación del teatro romano de Sagunt convertido en caballo de batalla más que arquitectónica meramente política y hoy aún pendiente de tener concluidas sus obras.

Bien es cierto que se hubo de cambiar en dos ocasiones la Ley de Patrimonio para poder conservar ambas ruinas. Pero también lleva a considerar cuántos monumentos se han perdido a lo largo de la Historia por circustancias parecidas y años de debate estéril.