Solo supera su pasión por los libros su afición a la cocina. Aunque no de es de extrañar, teniendo en cuenta que se crió en el restaurante que sus padres tenían en la zona industrial de Badalona. Eso sí, siempre que podía también echaba una mano en la biblioteca del barrio o en la universidad donde se licenció en Documentación. Por eso, cuando llega el fin de semana, Gloria Pérez-Salmerón (Barcelona, 5 de abril de 1958) se quita el uniforme de directora de la Biblioteca Nacional de España (BNE) y se ajusta el delantal con el mismo entusiasmo. "Vivo a caballo entre Madrid y Barcelona y la verdad es que me siento muy libre".

En su 300 cumpleaños, la Biblioteca Nacional parece que por fin va a poder emanciparse del Gobierno. Está a punto de tener ley reguladora propia.

Debemos pensar que la Biblioteca Nacional de España tiene una estructura acorde con la administración general del Estado desde hace 300 años. Está cambiando muchísimo, renovándose y necesita de unos perfiles y una agilidad de gestión y administrativa que no está amparada con la legislación actual. Pero igual que el museo del Prado y el Reina Sofía, que ya tienen su ley reguladora propia, la BNE, sin perder esencia y teniendo en cuenta su misión, necesita algo más, tiene que ser un proyecto de Estado. Que más allá de los cambios políticos y de gobiernos, pueda seguir siendo lo que es: la gran institución pública del patrimonio bibliográfico. Sin alteraciones y con estabilidad.

Precisamente, cuando usted llegó, en julio de 2010, dentro de la biblioteca el ambiente estaba un poco revuelto. El Gobierno socialista había devaluado la institución para adelgazar la administración estatal y pasó de ser dirección general a una subdirección, lo que provocó la dimisión de su predecesora, Milagros del Corral.

Yo estaba dentro del patronato y en la comisión permanente de la BNE y conocía muy bien las causas de los cambios. En aquella época era también la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística y ya desde esa asociación escribimos un manifiesto en contra de esa destitución. Sabía cómo estaba la situación, pero eso para mí no era lo más importante. Lo fundamental era que la BNE contase con los recursos económicos y humanos necesarios, más allá de las estructuras.

¿Y los tiene?

Los humanos por supuesto. Ahora lo que necesitamos son otro tipo de perfiles porque las nuevas tecnologías nos están llevando a una metodología de trabajo diferente. Por ejemplo, no disponemos de un community manager, y nos haría falta.

Haga balance. ¿Ya se nota su mano en la institución dos años después?

La BNE estaba muy bien antes de mi llegada porque cuenta con un equipo de trabajo fabuloso que hace con pasión su labor. Lo que sí noté era una serie de flujos de trabajo que no funcionaban de manera transversal y creo que desde que estoy al frente he conseguido unificar departamentos y hacer que la BNE se articule de manera más global.

Los objetivos para este trienio 2012-2014 se sustentan en la calidad, coherencia, vocación de permanencia y austeridad. ¿Este último aspecto pesa más que todos los demás?

La austeridad es ya per se innata al personal bibliotecario, pero sí que es cierto que estamos haciendo balance, gestionando y analizando qué nos hace falta y qué no. Acceder a la información ahora es muy diferente porque ya se puede hacer a través de la Red. Hay que optimizar y adecuarnos a los nuevos tiempos. Hacer más con menos.

Han pasado de disponer de 42 millones de presupuesto en 2011 a 31 millones para este próximo año. ¿Con esos ajustes será posible llevar a cabo la tan deseada transición de lo analógico a lo digital?

Sí, siempre y cuando logremos financiación externa y privada. Para los actos y eventos de celebración del tricentenario hemos contado, por ejemplo, con ayudas muy importantes. Lo que esperamos es seguir convenciendo a más empresas.

No sé si con la llegada del e-book y otros soportes la Biblioteca Nacional será en un futuro sólo un museo del libro.

En la actualidad, hay una exposición en la BNE -El libro comoÉ- que adelanta lo que será esta institución en el futuro. Será un gran museo que contendrá aquellas obras que nazcan de manera física para ser mostradas y también un gran contenedor y repositorio de otras que aparezcan directamente en soporte electrónico.

Aún ve futuro al papel...

Totalmente; muchos años.

Pues las encuestas apuntan a que cada vez leemos menos...

Yo creo que leemos más solo que de manera fracturada. Y los jóvenes leen ahora mucho, más que nunca, solo que lo hacen con otros códigos y en otros formatos diferentes.

¿Cabe entonces la trilogía "50 sombras de Grey" en las estanterías de la biblioteca?

Ya está. En la BNE se recoge todo lo que se edita en España y en las lenguas del país.

¿Hay libros a los que no pueda tener acceso el ciudadano de a pie si visita la BNE?

Actualmente disponemos a golpe de clic de más de 23 millones de páginas, unas 100.000 obras.

¿Se han reforzado las medidas de seguridad tras el robo, en 2007, de dos mapas incunables?

Crucemos los dedos, pero estamos orgullosos del buen funcionamiento de este servicio. Disponemos de unas medidas muy severas, pero necesarias.

¿Es mejor tener un ministro de Educación callado o un ministro beligerante?

No voy a responder a cuestiones de este tipo. Nunca lo hago.

Como barcelonesa que vive en Madrid, ¿cree que ve con otra perspectiva el sentimiento independentista catalán?

Yo en Madrid me siento muy libre. Y no voy a decir nada más.