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"Los estereotipos de género generan prejucios, marginación y son la barrera que impide que emerja el talento femenino", aseguró Silvia Adriasola durante una conferencia pronunciada en el Club Diario Levante el pasado lunes. Bajo el título Gestión del talento y liderazgo femenino. Rentabilidad personal y profesional de hacer emerger el talento de las mujeres profesionales, la socia-directora de INTEcoach afirmó que "el liderazgo no tiene género, no es una cuestión biológica; es una actitud". Adriasola animó a las asistentes al acto a reflexionar sobre un necesario cambio de paradigma. "Es necesario recuperar el talento, la forma de pensar, de organizar, el modelo de dirigir que se queda fuera; es cuestión de sumar talentos y evitar la fuga de personas cualificadas", trasladó la profesora en el Máster de Liderazgo Femenino de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona.

No obstante, Silvia Adriasola explicó que el liderazgo femenino está aprisionado entre "techos de hormigón", representados por los estereotipos, y de "cristal" -esas barreras invisibles que nos impiden llegar a donde están los hombres-, y "suelos pegajosos" (fuerzas que mantienen a tantas mujeres atrapadas en el trabajo maternal y el doméstico). "Pero, paradójicamente, arguyó la directora de Liderando en Femenino, son las propias mujeres quienes todavía se autoimponen un nuevo aprisionamiento: el "muro de cemento", aquel que hace referencia al equilibrio entre las decisiones profesionales y personales y la falta de motivación".

El Círculo Perverso

"Una mujer no llega a ser líder por comportarse como un hombre, sino por no confiar en sus propias capacidades". Adriasola citó a la directora de comunicación de la Escuela Superior de Comercio Internacional (Universidad Pompeu Fabra), Carmen García Ribas, para referirse al Círculo Perverso que se cierne y se cierra sobre la mujer. "Se activa con el miedo a no ser querida, a ser rechazada, que conduce a la sumisión a los estereotipos, a la negación de la propia identidad, para desembocar en la culpa por no cumplir y, finalmente el castigo, el autosabotaje". Y vuelta a comenzar.

"El miedo nos condena al fracaso, nos estrangula la voluntad de actuar y le da la batuta a los estereotipos". De ahí que, Silvia Adriasola concluya que "El liderazgo femenino surge del proceso de autorización de las mujeres. Es un cambio de paradigma personal y social, cuyo objetivo es "yoizarte", una estrategia consciente para conocerse a uno mismo, sus debilidades y sus fortalezas y dónde se encuentran las amenazas y las oportunidades. El liderazgo es para quien hace toma de conciencia y de acción".