Un día como hoy del año 1490 Martí Joan de Galba publicaba el Tirant lo Blanc de Joanot Martorell. Alrededor de esta fecha cada año se celebran diversas actividades en el mundo del libro: el Ayuntamiento de Gandia entregará al final de esta semana los premios Martorell y Ausiàs March y la Conselleria de Turismo y Cultura concede hoy las distinciones a los libros mejor editados. El ambiente, sin embargo, no es de celebración. Y más tras las últimas resoluciones del departamento de Lola Johnson.

El reparto de ayudas a la edición en valenciano ha ascendido finalmente este año a 70.000 euros, aunque en los presupuestos se hablaba de 100.000. La cifra contrasta „por lo escasa„ con las de los últimos diez años. Por ejemplo, en 2000 había 252.000 euros, más de tres veces más que ahora, y en 2008, hace cuatro años, 350.000 euros. La reducción con respecto a esa cantidad es del 80 por ciento.

Y en esta cuestión no hay discriminación lingüística. El apoyo a la producción editorial en castellano ha seguido la misma tendencia, aunque cabría preguntarse si el respaldo que necesita una y otra industria es el mismo. Para libros en español este año la conselleria ha repartido 49.949 euros, con lo que las dos líneas se igualan bastante. La cifra, asimismo, es inferior a la prevista en los presupuestos (66.150 euros) y está muy lejos de la de 2008 (230.000 euros), de modo que la caída es también cercana al 80 %.

Eso sí, si como punto de comparación se toma el año 2000, en la ayuda a la edición en castellano no ha habido mengua, sino incluso un ligero aumento (entonces se consignaron 42.070 euros).

En el camino se han quedado además los incentivos a la edición de libro profesional, desaparecidos a causa de la crisis y los ajustes.

Otra forma indirecta de respaldo a las editoriales es la compra de libros para las bibliotecas públicas. Este mecanismo experimentó un impulso a partir de 2005 con un potente plan entre el Gobierno y las autonomías que nunca llegó a desplegarse al completo. En teoría, el proyecto obligaba a la C. Valenciana a destinar 2,2 millones anuales a este fin. Nunca llegó a ser así y en 2011 el Ministerio de Educación y Cultura decidió ya no firmar el convenio.

En 2012 la conselleria ha repartido entre los ayuntamientos valencianos casi 330.000 euros para la compra de libros para sus bibliotecas, aunque en los presupuestos aparecían 435.000 euros.

La diferencia es mayor si se compara con 2009, cuando la Generalitat dispuso 1,2 millones para «incremento bibliográfico». Es casi cuatro veces más que en este 2012 de recortes, ajustes y asfixia financiera por la deuda.

En la misma línea, las ayudas para la promoción en ferias son un tercio de lo que eran en 2009.