El proyecto estrella de Pre-textos en 2013 se llama Vida, la peculiar autobiografía de Juan Ramón Jiménez que este dejó inacabada a su muerte en 1958 en Puerto Rico. Desde entonces permanecía inédita. Hasta que hace unos años dos investigadoras, Mercedes Juliá y María Ángeles Sanz Manzano, se interesaron por la obra, acudieron al archivo familiar y reactivaron el proyecto. La editorial valenciana, explicaba ayer a Levante-EMV uno de sus responsables, Manolo Ramírez, desconocía la existencia de este material y se encontró con la "grata" sorpresa de que los herederos del Premio Nobel la seleccionaban para publicar Vida.

Este texto inédito saldrá en dos volúmenes de alrededor de mil páginas cada uno, dentro de la colección Biblioteca de clásicos contemporáneos, junto con fotografías y otros documentos. "Será de lo más importante de nuestro catálogo", valoraba ayer Ramírez.

La elección de la firma valenciana para la publicación de la autobiografía de Juan Ramón Jiménez consolida a Pre-textos -Premio Nacional en 1997- como uno de los sellos de referencia en España.

La singularidad de esta Vida de Juan Ramón está en que incorpora a las prosas de carácter autobiográfico escritas para el libro una muestra de sus poemas, traducciones, críticas, cartas o entrevistas. O sea, una especie de "antología de la propia obra dentro de la escritura de su vida" como forma de "fundir su vida y su obra, demostrando cómo ambas se nutrían mutuamente", explican Juliá y Sanz.

Más aún, la obra intercala poemas y prosas de otros autores que habían influido en él y textos de poetas que se habían beneficiado de sus propias creaciones.

Las investigadoras sitúan como referente las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau, libro que el autor de Platero y yo había leído con detenimiento, aseguran, y que inaugura la autobiografía moderna al incluir todo tipo de géneros con el fin del autor francés del siglo XVIII de explicarse y rebatir los infundios contra él.

Contra la soledad del destierro

De la misma forma, continúan las profesoras, Juan Ramón Jiménez busca en Vida "establecer la imagen correcta y exacta de sí mismo, para que se le conociera y recordara como él deseaba ser conocido y recordado: con sus faltas, pero también con sus virtudes. Todo ello queda bien patente en el libro".

No es este el único fin de una obra a la que el Nobel andaluz estuvo dedicado, con altos y bajos, durante más de treinta años. Vida fue también una estrategia contra el olvido y contra el silencio del exilio americano. Una forma de "rememorar el pasado para fortalecer su personalidad y atenuar el dolor de la ruptura y la soledad", señalan Juliá y Sanz Manzano.

El poeta comenzó a idear la obra en 1923, bajo el título de Vida poética, según figura en un manuscrito hallado en el Archivo Histórico Nacional. Tres años después, en 1926, volvió a hacer mención del proyecto, entonces una recopilación de su obra en la que persistiría en los años siguientes, informó ayer Pre-textos.

Es en 1940, ya en el exilio, cuando Juan Ramón orienta el proyecto hacia un fin autobiográfico, aunque sin perder su propósito inicial de mostrar la evolución de su obra. "Presentía que no volvería nunca más a España -apuntan las investigadoras en el prólogo del primer volumen- y, por consiguiente, Vida lo mantendría en contacto con su pasado y lo ayudaría a vivir en un lugar extraño".