El cine te coge, o te expulsa —afirma categórico—. Es un mundo inestable; nunca sabes cuándo vas a trabajar.

Por eso ha compaginado una ocupación diaria con su verdadera inclinación, que lo abarca todo: guión, producción, dirección.

Trabajé como realizador para una productora de televisión, algo que me ha enseñado lo que no tenía que hacer. Al autor le gusta disponer de tiempo para preparar un plano, y la televisión no te lo permite, el sistema es demasiado rápido. Aleja los recursos narrativos.

Su camino de cortometrista empezó con buen pie.

Hice un corto de ficción, En tu mirada, que ganó el premio de «Valencia crea» e incluso me llevó a Nápoles. Después hemos montado una productora, «Odessa Films», más un hobby que un negocio, por supuesto. Mi socio es Pedro Palacios; ambos firmamos Las viudas de Ifni y realmente la idea inicial fue suya.

¿Había un motivo?

Sí. Un antepasado de Palacios fue Gobernador de Ifni, y la relación familiar determinó nuestra visita, guiados en principio por una curiosidad que pronto se transformó en vivo interés. Los jóvenes sabemos poco de Ifni, y su historia es un descubrimiento. Ese territorio del África Occidental, casi enfrentado a Fuerteventura, llegó a ser una provincia española desde 1934 a 1969. Durante la guerra civil se reclutó a mucha gente de allí para el ejército o para otros menesteres, como españoles que eran a todos los efectos. Pero una ley de 1965 decretó que los beneficios de la Seguridad Social se extinguirían con sus vidas, de modo que las viudas de aquellos hombres quedaron desamparadas de nuestro gobierno e ignoradas por el marroquí, del que ahora son súbditas.

Y ellas son las protagonistas del documental.

Que nos ha costado un año y medio de rodar, en sucesivos viajes cuando nuestros ahorros lo consentían. Hemos hallado mujeres admirables que, con 75 años, trabajan en la playa como mejilloneras, en jornadas extenuantes que se prolongan en el mercado, desde la madrugada hasta la noche. Son gente muy humilde, que apenas tiene nada y te lo ofrece todo. El documental está entre los cuatro candidatos al Goya, sí, pero la gratificación ha sido hacerlo, sin posteriores pretensiones. Es una deuda con estas mujeres desprotegidas, y ojalá pudiera convertirse en su voz.

¿Qué le gustaría hacer en adelante?

Yo soy un contador de historias. Ahora bien; la ficción te alimenta el ego, pero el documental te aporta una gran riqueza íntima. Me siento ahora mejor persona que antes.