Por tercer año consecutivo el festival internacional de fotoperiodismo Photon Festival arranca su programación con una exposición en el IVAM en homenaje al fotoperiodista Enrique Meneses, recientemente fallecido.

La exposición recoge 62 fotografías, 20 de ellas pertenecientes a la serie histórica de Sierra Maestra durante la revolución cubana en diciembre de 1957.

Estas imágenes las realizó durante los cuatro meses que convivió con los guerrilleros del "Movimiento 26 de Julio" que encabezaba Fidel Castro. Los negativos de estas imágenes los tuvo que sacar de Cuba, para evitar la censura informativa que había impuesto Fulgencio Batista. Con esos negativos, unos 2.000, consiguió llegar a Miami, posteriormente fueron publicadas durante tres semanas consecutivas en la revista Paris-Match. De entre estas fotos hay que destacar la que le hizo a Fidel Castro en un bohío redactando un mensaje a la luz de una vela que sujeta una guajira, y que según el propio Meneses tenía una exposición de 60 segundos.

La segunda parte de la exposición abarca unas serie de fotografías que bajo el título de Mis sesenta en los que van desfilando por delante de su cámara presidentes de los EE.UU y personajes como Lyndon B. Johnson, Martin Luther King, Paul Newman, Alfred Hitchcock, la cantante Joan Báez, Bob Dylan, el pintor Dalí, Picasso y el torero Luis Miguel Dominguín, entre otros.

La marcha sobre Washington y las imágenes de sus viajes a Egipto, especialmente sus fotografías sobre Alejandría, completan esta parte de la selección. La exposición incluye 8 hojas de contacto de fotografías sobre diversos temas.

"Hay que intentar hablar con una máquina de fotos", decía Meneses en sus conferencias. Le gustaba diferenciar al fotógrafo de prensa del fotoperiodista, decía que los primeros eran como notarios de los textos, mientras que los segundos narraban una información en fotos, y en este caso, la cámara sustituía a la máquina de escribir y al ordenador.

"He querido estar donde se hacía la historia para sentirla en mis carnes. Son miles y miles de rostros que conservo en mi memoria, como sombras de un devenir de alegrías y penas, payasadas y sufrimientos, mezquindades y heroísmo. No me arrepiento de nada de los que hice, pero sí de los que pude hacer y no hice", añadía el fotógrafo a sus discípulos.