Una de cal y otra de arena. El proyecto "definitivo" de remodelación del Museo de Bellas Artes San PíoV de Valencia presentado ayer por representantes del Gobierno central y la Generalitat en compañía de otros del ayuntamiento (todos del PP) supone la reactivación, por fin, de las obras en la pinacoteca, paradas desde 2002 (cuando acabó la cuarta fase). Sin embargo, reduce los objetivos de la quinta fase, presentada en 2011, al limitarla a la intervención en las zonas 2 y 4 y olvidar las 1 y 3.

Más claro: el proyecto actual se circunscribe a los muros del edificio del museo y abandona cualquier actuación fuera de ellos. De esta manera, suprime el que debía ser nuevo acceso principal por el jardín de Viveros -estaba diseñado como subterráneo para facilitar la llegada de autobuses-, elimina un nuevo almacén que se preveía en la parte trasera, anula la conversión del actual pabellón Benlliure (separado del resto del inmueble) en cafetería-restaurante y se olvida de la urbanización del entorno, con el aparcamiento que también se contemplaba.

Estas iniciativas no quedan aparcadas, sino extirpadas del proyecto. Los representantes del departamento de José Ignacio Wert lo confirmaron ayer. "No se contemplan nuevas necesidades técnicas" del museo, del cual "no quedará ningún espacio no habilitado" una vez que concluya en 2016 el proyecto actual, dijo el subdirector general de Museos, Enrique Varela. Esta intervención, zanjó, "culmina y colma todas las necesidades planteadas".

Las obras del nuevo proyecto serán licitadas hoy mismo -la directora del museo, Paz Olmos, rompió a aplaudir ayer al anunciarse- y el objetivo es iniciarlas en noviembre próximo. Se extenderán durante 36 meses (hasta final de 2016). Este año, el Ministerio de Educación y Cultura solo contempla gastar 90.000 euros. Por eso no consta partida en los presupuestos, afirmó el secretario técnico de la Gerencia de Infraestructuras, José María Medeiro. En 2014 se pondrán 3,9 millones, según estas previsiones; otros 4,1 en 2015, y 4,6 en 2016. En total, el coste es de 12.604.319 euros. Unido a la dirección de la obra, el monto global es de 13.299.510 euros. El proyecto de 2011 estaba presupuestado en más de 18 millones.

El objetivo "fundamental" del nuevo proyecto será la rehabilitación del edificio histórico del museo, con zonas cerradas por su grave deterioro. Antes de eso, precisó el arquitecto Álvaro Gómez-Ferrer, se acondicionará como almacén de pintura el sótano construido durante la cuarta fase -es necesario un lugar donde trasladar piezas de las alas en reforma-, se crean nuevas salas (en el entorno del patio Vich y de la cúpula), se transforma el coloseo superior en biblioteca y se "resuelve" la fachada de Viveros.

Adiós a la sala Laporta

En esta parte se prevé eliminar la joroba que crea la sala Laporta. Paradójicamente, la negativa a suprimir este espacio en los años 90 por el exsecretario de Estado de Cultura Migueñ Ángel Cortés obligó a detener y cambiar los proyectos. Dará paso ahora a una sala acristalada que conectará el edificio histórico con las construcciones creadas desde 1988.

Esta zona de cristales corresponde a la entrada desde Viveros, que quedará como "acceso ocasional" -similar a ahora, que se utiliza durante los festivos-, mientras que el principal seguirá siendo el de la calle San Pío V.

El proyecto evita cuestiones de pérmutas de terrenos con el ayuntamiento, motivo formal de la paralización de la quinta fase en 2011, cuando el ministerio estaba en manos del PSOE y el consistorio de Rita Barberá se negó a ceder sin compensación los terrenos afectados.

Al margen de esta cuestión, la principal razón para recortar el plan de 2011 ha sido económica, aseguraban ayer en el entorno del ministerio, que subrayaban, al igual que desde el Consell, el valor de la coordinación entre instituciones.