La Generalitat ha decidido restringir la independencia que desde hace veinte años ha tenido el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Lo ha hecho, incluso, sin modificar su propia ley de creación y saltándose la norma básica que atiende a cualquier museo, esto es, respetar la independencia de criterio, rigor e investigación. Sólo ajustándose a unas breves líneas de una disposición final que acompañaba al decreto del nuevo ente CulturArts.

Si hasta ahora la Generalitat había escondido el denominado Código de Buenas Prácticas para los nombramientos de los directores de los museos institucionales que sí aplican muchos centros españoles-sólo el nombramiento de la nueva directora del Museo San Pío V, una exdirectora general sin experiencia en el área es la prueba más evidente-ahora ha dado una vuelta más de tuerca al modificar la composición del Consejo Rector del IVAM para llenarlo de cargos políticos y apenas técnicos. Incluso deja fuera la propia aportación del Consell Valencià de Cultura, máximo órgano asesor de la Generalitat, que aportaba uno de sus miembros al organismo.

Así, el nuevo Consejo Rector, encargado de aprobar las memorias, programaciones, donaciones, compras, presupuestos, compuesto hasta ahora por un alto número de personas vinculados al mundo del arte, estará formado por cargos políticos. Además de la consellera de Cultura y su secretario autonómico estará la directora general de Cultura y la subsecretaria del mismo departamento. Se completará con otros dos secretarios autonómico-Hacienda y Presidencia- y el director general de CulturArts. Sólo habrá tres vocales de libre designación, uno de ellos también político, como es el subdirector general de Museos del Ministerio de Cultura. La propia directora del museo, además, pasa a tener categoría de vocal con lo que pierde el protagonismo correspondiente. Además, de la estructura caen los anteriores directores que ha tenido el museo a lo largo de la historia, que gozaban del nombramiento de directores honorarios.

De todos los cargos políticos representados ninguno de ellos proviene del mundo del arte. Es más, sólo uno de los vocales de libre designación tiene vinculación con él-la decana de la Universidad de Geografía e Historia, Ester Alba- ya que el otro, José María Lozano, es arquitecto.

La decisión sienta un peligroso precedente en el mundo del arte y la cultura en la Comunitat Valenciana que comprueba como un gobierno puede acabar con la autonomía e independencia de un centro de arte para su absoluto control político, algo que no se da en ningún museo del mundo y que quizás busca un resultado de mayor calado.

El nuevo consejo rector se reunía ayer y aceptaba un paquete de donaciones compuesta por una obra de Matta-Clark, otra del escultor Bernar Venet y un dibujo de Sean Scully. Asimismo, 192 trabajos de Fernando Almela y 309 obras de Jacinta Gil junto a tres piezas de su marido Manolo Gil.