Dando coletazos debido a su delicado estado de financiación, el Consell Valencià de Cultura (CVC) no se amilana. Al menos sobre el papel. Y es que ayer, día en el que la institución entregaba su medalla de Plata a Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación Albéniz, por su «intensa actividad de mecenazgo a favor de la educación, la creación y la difusión musical», el organismo aprobaba dos contundentes informes que no dejan muy bien parada a la Generalitat. Uno de ellos está dedicado a denunciar la precaria situación de la danza profesional en la Comunitat Valenciana, el otro hace referencia al estado del audiovisual y la preocupante situación actual del «instrumento cultural de comunicación más importante» de la autonomía: RTVV.

El CVC recuerda en el documento que RTVV debe considerarse una herramienta al servicio de la sociedad valenciana, tanto dentro como fuera de sus fronteras, fomentado el desarrollo económico, social y cultural. Sin embargo, el ente autonómico atraviesa una grave situación de precariedad debido al voluminoso ERE, sus deudas y su oscuro futuro. RTVV no ha actuado como elemento dinamizador del sector audiovisual valenciano sino que se ha llevado por delante a la mayoría de empresas relacionadas con él. Para el organismo «la situación de parálisis que se está produciendo en RTVVV» es un mal aviso para cumplir con uno de sus objetivos, tanto la producción propia como la formación continua de sus profesionales o como instrumento de diversidad y pluralidad.

Por ello, el CVC reclama que se mantengan las ayudas públicas al sector y que la Generalitat «agilice las actuaciones necesarias para garantizar la viabilidad del ente» y ponga en marcha el Contrato Programa fijado en su ley.

RTVV, según el CVC, debe dejar de lado «la mala imagen actual, la situación de precariedad laboral y la incertidumbre de su futuro que afecta al conjunto del audiovisual valenciano y al conjunto de la sociedad».

Tampoco le convence a la máxima institución consultiva de la Generalitat la situación profesional de la danza. Y eso que la autonomía disfruta de una compañía estable pública de ballet, un festival anual de danza y dispone de un centro coreográfico. Sin embargo, al igual que el resto del sector, considera que la danza está siendo desprofesionalizada por una mala gestión cultural, se han reducido la promoción de la compañías y espectáculos, el Centro Coreográfico ha perdido su «vinculación con la profesión» o Dança València ha perdido su identidad. Asimismo, el CVC alerta del desmantelamiento del Circuit Teatral y de Dansa y lo peor, admite que existe «falta de diálogo y consenso», entre los responsables del área, en este caso Teatres de la Generalitat, y la profesión.

El CVC también pone el dedo en una queja a voces desde todas las áreas de las Artes Escénicas frente a una política teatral donde prima el intervencionismo político, pero no en pro de la profesión.

Así, el CVC hace un llamamiento a la sociedad civil a defender la Cultura y que la Conselleria de Cultura aborde con sensibilidad la dificultades por las que atraviesa el sector de la danza.

El organismo también daba luz verde a un estudio en el que se reclama la protección de los restos de la muralla musulmana de Valencia. Y recuerda que las inversiones en el campo patrimonial no pueden sufrir el empobrecimiento de las políticas presupuestarias que se aplazan indefinidamente y ponen en peligro la conservación de nuestra historia.