Antoni Miró (Alcoi, 1944) no cede en la batalla por salvar su escultura monumental 25 d'Abril. 1707, que el alcalde de Gandia, Arturo Torró (PP), pretende retirar de su actual emplazamiento para buscar otro, aún sin definir.

Después de que Levante-EMV desvelara el proyecto del equipo de gobierno el pasado mes de julio, el creador ha preferido no esperar a que finalice el plazo de dos meses que el primer edil dio a principios de agosto para buscar una solución de consenso.

Así, ayer hizo pública la advertencia formal de acciones judiciales que ha enviado a otro artista, Jaume Espí, de Carlet, para que se abstenga de "cualquier actuación manual o mecánica" sobre la escultura en cuestión, ya que considerará esos hechos como una "mutilación" y obrará en consecuencia según la ley de Propiedad Intelectual.

Miró explicó ayer a este diario que habló con Espí cuando estalló el conflicto y este le manifestó que no pensaba hacer nada donde está ahora la obra del alcoyano. Sin embargo, ha decidido enviarle el requerimiento después de que el alcalde enseñara el contrato que tiene con el de Carlet. "Fue una sorpresa grande para mí", dijo. "Nada justifica una cosa como esta, por más que puedan existir problemas económicos", señaló.

Miró insiste en que el motivo de la actuación sobre su escultura en torno a la batalla de Almansa y el 25 de abril de 1707 es "ideológico". Está convencido de que la intención primitiva era quitarla y depositarla en un almacén "o un bancal".

Pese a todo, mantiene la puerta abierta a un acuerdo, si bien lo ve "casi imposible", porque "la pieza está hecha para un lugar determinado y mejorar esa ubicación no es fácil". Asegura asimismo que "es mentira" que el traslado tenga coste cero, por el precio de la infraestructura necesaria sobre la que se asienta.

Miró se decalara "satisfecho" del apoyo de la "intelectualidad" valenciana a su lucha por una escultura que es "un símbolo del país". "No es una batalla personal -asegura-, sino por el respeto a la cultura. Si se pierde, perdemos muchas cosas".