Embarcada en una aventura de seis libros que aspiran a cubrir un espacio de 25 años de vidas olvidadas, la escritora española Almudena Grandes visita estos días Argentina para defender su idea de que "a veces la literatura puede ser más útil para comprender el pasado que los libros de historia".

"La literatura le habla al lector de tú; le dice, 'te estoy contando tu vida, te estoy contando lo que le ha pasado a gente que era que era igual que tú'", dijo Efe la autora madrileña de 53 años, de visita en Buenos Aires.

Los dos primeros volúmenes de este proyecto, que la escritora ha bautizado como "Episodios de una guerra interminable" y que promociona esta semana en el país suramericano, ya están en las librerías bajo los títulos "Inés y la alegría" y "El lector de Julio Verne".

El tercero llevará el nombre de "Las tres bodas de Manolita" y verá la luz en España entre febrero y marzo próximo, pero de momento Grandes aprovecha para visitar Latinoamérica porque como escritora en español considera pertenecer "a una literatura que también se hace aquí".

"Con la tercera novela se termina el recorrido por la resistencia armada para involucrarnos en una historia de personajes pequeñitos, muy de vida cotidiana, una historia que tiene que ver con la cola de la cárcel, con lo que fue organizar la resistencia contra el franquismo en Madrid durante los años 40-50" explicó Grandes.

Buenos Aires es un lugar especialmente familiar porque el cuarto volumen de "Episodios", que Grandes tiene planeado pero aún no ha empezado a escribir, finalizará precisamente con la capital argentina como escenario.

"El hecho real que sirve de punto de arranque de la historia es una red de evasión de nazis que consiguió sacar a muchos nazis de Alemania a Argentina, pasando por Madrid", adelantó la madrileña.

Para las restantes dos novelas, Grandes ya tiene el marco argumental, pero asegura que "escribir es una aventura" y que por muy determinada que tenga la historia que va a contar en el momento de escribir "esa condición de aventura de la escritura se impone".

"Episodios de una guerra interminable" comenzó a ser concebida en realidad hace diez años, cuando la madrileña se sentó a escribir "El corazón helado", una historia de exiliados de la Guerra Civil española (1936-1939) que la llevó a encontrarse con los protagonistas de la actual serie.

"Encontré historias de la posguerra que me prometían novelas, pero yo no las podía contar en 'El Corazón Helado' porque había elegido contar el exilio", dijo.

"Al colocar idealmente esas historias sobre la mesa vi que me salían seis novelas que me permitían contar 25 años de la posguerra, entre el 39 y el 64, desde la perspectiva de los resistentes, de los que dijeron que no", añadió.

Este proyecto le permite además reunir dos impulsos diferentes: el "literario", que intenta escribir buenos libros, y el "moral" de enfrentar al lector español con historias que no conoce y reivindicar el papel que jugó la resistencia en la recuperación de la libertad y la democracia.

Grandes subrayó que los demócratas españoles deben estar agradecidos por la apertura de juicios contra los crímenes del franquismo en Argentina ya que en España falta "voluntad institucional" para hacerlo, aunque en la sociedad española ya haya suficiente conciencia ciudadana y sentimental.

Aseguró que para un escritor que parte de hechos reales es fundamental sentirse libre, pero que también hay que guardar cierta lealtad a la historia.

"Tú puedes reinventar la historia pero no puedes traicionarla, no puedes manipularla", dijo la autora de "Las edades de Lulú" y "Malena es nombre de tango".

Para la escritora, la actual situación de crisis económica española será seguro tema de novelas dentro de 15 o 20 años, porque "ha cambiado nuestra forma de vida" y nuestras perspectivas de futuro y "es imposible que la literatura no se ocupe de eso".

Sin embargo, de momento Grandes se muestra preocupada por cómo afecta la crisis al sector literario y la concepción que se ha instalado en la sociedad española de que "los intelectuales son el enemigo".

"Es verdad que la cultura no es necesaria para vivir, pero también es verdad que casi siempre que se invoca la superfluidad de la cultura diciendo que más importantes son los hospitales, y los mismos que hablan de la superfluidad de la cultura son los que cierran hospitales", reivindicó.