El matador de toros valenciano Vicente Ruiz «El Soro» cortó dos orejas y un rabo el pasado sábado en Tijuana (México), en la plaza de toros de la hacienda Santa Alicia, en lo que fue su reaparición en los ruedos. Fue en el transcurso de un festival taurino celebrado en esta localidad, dentro de un anunciado como Festival de toros y canto para inaugurar este recinto taurino, y que también contó con la actuación del tenor mexicano Humberto Craviotto. El coso es propiedad de los empresarios José Luis Cervantes y Alberto Bustamante, quienes en su momento se lo adquirieron a Hernando Limón Bonales.

Vicente, cuya última actuación en público se remontaba al 9 de abril de 1994, cuando intervino en un festival en la plaza de toros de Segorbe, se enfrentó a un novillo del hierro mexicano de El Llano, propiedad de la familia Cervantes Limón y procedencia Garfias, uno de las divisas más importantes de México. Frente a él se mostró suelto y compuesto, en una labor de temple y quietud. A pesar de las limitaciones físicas que arrastra debido a su grave lesión de rodilla, el torero de Foios cumplió con creces. Según declaraba el propio Vicente, quien brindó la muerte del novillo a sus tres hijos: «Ha sido algo muy importante para mí. Después de tanto tiempo, sentir las sensaciones de hacer el paseíllo en una plaza de toros, ante el público, es algo inenarrable. Luego, poder enfrentarme a un astado y ser capaz de torearlo y matarlo es una cosa grandes, tras tantos años de sufrimiento».

Vicente Ruiz «El Soro» ha pasado más de cincuenta veces por el quirófano, primero debido a la lesión de tobillo que sufrió en la plaza de toros de la Maestranza de Sevilla y luego tras la corrida del 8 de abril de 1994 en Benidorm, en la que mató en solitario siete toros de diversas ganade-rías. Y tras actuar al día siguiente en Segorbe, una lesión entrenando le llevó a pasar un largo calvario en los quirófanos, primero en manos del doctor Pedro Guillén, hasta llegar a la prótesis de rodilla que le implantó el doctor Pedro Cavadas.

«Ahora comienza una nueva etapa en mi vida profesional. Este festival me va a dar mucha moral y muchas fuerzas para seguir entrenando y luchando, perder peso y ponerme a punto para poder vestirme de luces. Al principio el reto era volver por un día a los ruedos, para tratar de demostrar a la gente que con esfuerzo y lucha es posible salir adelante. Ahora, el siguiente paso es ponerme de nuevo el traje de alamares. Lo de Tijuana es sólo un paso adelante. Es difícil volver a los carteles, soy consciente de mis limitaciones pero por mí no va a quedar».

En el festival celebrado el sábado El Soro compartió cartel con el novillero de Puçol Cristian Climent, alumno de la escuela de tauromaquia de Valencia, al que apodera, y que cortó dos orejas. El festejo se completó con las actuaciones de los matadores de toros mexicanos Rafael Gil «Rafaelillo» e Ismael Gómez «Mayito», quienes también desorejaron a sus oponentes.