El Ágora fue el último de los edificios sumados a la Ciudad de las Artes y las Ciencias diseñada por Santiago Calatrava. Pero pese a su juventud ya luce desperfectos. En algunas zonas son visibles las soldaduras de las planchas usadas para sus cubiertas, en otras zonas ha saltado el trencadís que las cubría y según el efecto de la luz también hay serios indicios de que las "arrugas" que aparecieron en las cubiertas del Palau de les Arts no tardarán mucho en lucir en este edifico que costó algo más de cien millones de euros y fue encargado, originariamente, para albergar la entrega de la Copa del América. Sin embargo, como en todos los proyectos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, los plazos jamás se cumplieron.

Sólo hace falta darse una vuelta por los alrededores del Ágora para descubrir un sinfín de desperfectos que afloran ya en este edificio inconcluso- está a falta de sus remates, abandonados en un solar próximo- y sin fecha de finalización debido a la coyuntura económica.

El Ágora es además un edificio apenas utilizado. En sus primeros meses de vida ya dio síntomas de anomalías. Sus goteras lo decían todo. Desde 2009 y hasta el pasado Open de Tenis, el edificio apenas se había utilizado un total de 93 días en los 38 meses transcurridos desde su puesta en escena.

Nunca ha tenido un uso regular. Ha albergado tenis, desfiles de moda, un par de conciertos y alguna fiesta de Nochevieja. Nadie sabe los beneficios obtenido hasta ahora por su cesión, pero sí que figura entre el paquete que ahora la Generalitat piensa externalizar.

Los expertos en acústica ya advirtieron que su uso como sala de conciertos mostraba serias carencias debido a su forma y que para la celebración de cualquier evento hay que montar una infraestructura complementaria.

Pero lo más significativo es su acabado pese a su elevado coste económico.

El Ágora parece llevar el mismo camino del Palau de les Arts cuyas cubiertas sufren las denominadas "arrugas" que han de ser reparadas, aunque el Consell mantenga silencio sobre el cómo, cuándo y coste de la reparaciones y la forma en que los dividirá. Tampoco las soluciones definitivas que se van a adoptar son conocidas, aunque en los últimos meses se hayan realizado catas.

Diversos expertos en construcción ya advirtieron en su día que el Ágora acabaría siguiendo la estela de Les Arts porque el procedimiento había sido el mismo, esto es, incorporar trencadís a las planchas metálicas pese a tratarse de materiales totalmente incompatibles, como así ha demostrado el tiempo.

Algunos arquitectos apuntaban en su momento que la mejor solución sería arrancar las mallas del trencadís y pintar las cubiertas solución que no debe de gustar mucho a Calatrava.