Ahora que todo tiende al redimensionamiento por cuestiones económicas, añadiría que de gasto previo desproporcionado y alocado, no sé por qué nadie piensa que en Valencia hay dos orquestas institucionales „una que generalmente sólo afronta la temporada de ópera y algún que otro concierto disperso y otra que atiende su temporada regular„ y que quizás con una bien organizada sería suficiente. Al menos hasta que amaine el temporal y las cosas, como nos quieren hacer creer, vuelvan a esa normalidad que nadie realmente aún ve.

No es una provocación, ni un tiro al aire sino una reflexión. Entre las dos orquestas se van en torno a los seis millones de euros al año. Una cantidad importante. Casi lo que cuesta de programar la temporada lírica y la mitad del presupuesto general del Palau de la Música. Un dinero que bien serviría para reforzar programaciones de ambos escenarios.

La Orquesta de Valencia está compuesta por ochenta profesores adscritos al ente autónomo del Palau de la Música; la de la Comunitat Valenciana se ha quedado con sólo 50 músicos. En ella hay muchas excedencias y otros que han decidido no volver. Así que, representación sí, representación también, se han de contratar refuerzos. Casi una treintena. Es cierto que resultan más baratos y llevan menos cargas, pero también que hay que contratarlos para afrontar el repertorio al margen del volumen de nóminas. ¿Sería un error unir las dos orquestas, como está sucediendo en muchas ciudades de Alemania y Holanda debido a la situación actual, para configurar una filarmónica potente capaz de dar servicio sinfónico al Palau de la Música y operístico a Les Arts de forma complementaria? Y ojo, si se ha de cerrar el auditorio superior de la pirámide de Calatrava durante un tiempo, pues se cierra.

Sólo sería necesaria voluntad política, dejar de lado personalismos y pensar en la economía y la ciudadanía. Aplicar un modelo único de política cultural y creer en la colaboración interinstitucional. Buscar otro sistema de productividad que podría pasar por la formación de grupos de cámara capaces de afrontar ciclos gracias a la calidad que han demostrado los músicos de ambas formaciones y con los que se completarían programaciones. Por no hablar de los cantantes del Centro de Perfeccionamiento.

El nuevo recorte en el presupuesto del Palau de la Música y la caída de patrocinadores están pidiendo soluciones urgentes para que el Palau de la Música mantenga su listón, como lo hace el propio presupuesto del Palau de les Arts. Todo, claro, si lo que se pretende es continuar cumpliendo con los objetivos para los que ambos edificios fueron creados y seguir ofreciendo un servicio al melómano y a la ciudad de altura.

La Orquestra de Les Arts se construyó a imagen de Maazel y Mehta. Pero eran otros tiempo y los de ahora reclaman soluciones y otras opciones de rentabilidad.