La filóloga y escritora Carme Riera Guilera ha ingresado este jueves en la Real Academia Española (RAE) como académica de número, donde ocupará el sillón 'n' en sustitución del filólogo Valentín García Yebra, fallecido en 2010.

Durante el acto -presidido por la Princesa de Asturias-, la escritora -nacida en Barcelona en 1948- ha disertado en su discurso -llamado 'Sobre un lugar parecido a la felicidad'- sobre las experiencias e impresiones que escribieron los escritores que visitaron la Isla de Mallorca entre 1837 y 1936, lugar donde pasó su infancia y adolescencia y que ama profundamente.

Riera ha indicado que a partir del momento en el que los "viajeros" han sido sustituidos "por los turistas" y Mallorca ha quedado "a menos de una hora de avión de los principales aeropuertos españoles", han desaparecido "las connotaciones míticas, a través de las que, durante casi un siglo, entre 1837 y 1936, fue mirada, contemplada y admirada" la isla.

"Los libros de viaje sobre Mallorca, a partir de la Guerra Civil, van a ser menos abundantes y serán sustituidos por las guías, algunas de una banalidad clamorosa. La isla descubierta y redescubierta por millones de turistas ha dejado por desgracia de ser paradisíaca", añade.

Y agrega: "Hoy quedan solo algunos espacios preservados, pocos ya, en la sierra de Tramontana, en la todavía magnífica cornisa de Miramar. Ahí sí, como Borges, podemos seguir contemplando tanta claridad de belleza e impregnarnos con absoluta avaricia de tanta luz como la que ofrece el paisaje de esta zona privilegiada de la isla, Patrimonio de la Humanidad, y guardarla tras la retina para cuando tengamos que enfrentarnos a la cotidianidad de los días sin sol, los días en que estemos lejos del oro de Mallorca".

La niña que no sabía leer

Sobre su vida, la escritora ha asegurado que de pequeña fue "una niña torpe, a la que las monjas no conseguían enseñar a leer", pero a su padre "eso de tener una hija tonta de capirote -como se decía en una época en que la hipocresía de lo políticamente correcto aún no había triunfado- debía de fastidiarle mucho", por lo que el progenitor intentó ponerle remedio haciéndole "más caso del que los padres de entonces solían hacer a sus hijos".

Así, su padre le leyó "una serie de textos que, a su parecer, podrían despertar en mí el interés por aprender a leer". "Y funcionó", porque esos textos, algunos de Rubén Darío, le fascinaron y aprendió a leer en cuestión de "días", ha relatado.

Riera ha dado "infinitas gracias" a la Academia y ha agradecido especialmente a Pedro Gimferrer, Carmen Iglesias y Álvaro Pombo la "enorme generosidad" de haber presentado su candidatura y ha mostrado su ánimo e ilusión por serle útil a la academia.

Contestación de Pedro Gimferrer

En su contestación, Pedro Gimferrer ha dado la bienvenida a la escritora y ha puesto en valor su capacidad para escribir en dos lenguas, pues escribe sus relatos en una lengua y luego los escribe en la otra -no los traduce-.

"Más que en catalán, Carme Riera escribe en la variedad mallorquina, en la que nunca le he oído hablar en la península; y no escribe, por otro lado, ciertamente en castellano de Barcelona, sino en castellano panhispánico", ha apuntado sobre este asunto.

Gimferrer ha reseñado que "siendo verdaderamente extensa y variada la obra de investigación filológica de nuestra recipiendiaria, debe a la narrativa su mayor notoriedad pública" y que "tan inquieta y zahorí en narrativa como en investigación filológica, nuestra autora incesantemente ha abordado todos los posibles módulos de narración".

Entre algunos de sus libros ha citado 'Te deix, amor, la mar com a penyora', 'Palabra de Mujer', 'En el último azul', 'Por el cielo y más allá', 'La mitad del alma' y 'Tiempo de inocencia'.