El físico Manuel Toharia dirige desde 1999 el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia y, desde 2008, es el director científico de todo el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Aunque el Consell anunció hace dos meses que no le va a renovar el contrato, Toharia prefiere mantener silencio sobre su futuro. De lo que si que habla, y con pasión, es de ciencia. Ayer su conferencia "Cambio climático, mito y realidad" reunió en el Ateneo Mercantil de Valencia a más de 150 personas, la mayoría de las cuales le recuerda como el "hombre del tiempo" de los telediarios de TVE durante los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo.

En noviembre y en manga corta, con más de 31º C en Valencia. ¿Mal día para hablar de los mitos del cambio climático?

En Valencia, porque ayer estuve en Madrid y tuve que poner la calefacción y dormir con manta. El clima es una cosa y el tiempo otra. El clima es un promedio a muy largo plazo. Y esto no lo tiene casi nadie claro, pues cuando hablan de cambio climático lo primero que hacen referirse al tiempo del día, la lluvia, la sequía y este otoño cálido. Pero, un año "no hace granero".

Pero la alarma está ahí...

Cambios climáticos los ha habido desde siempre en nuestro planeta y algunos han sido escandalosos. La Tierra ha estado cubierta completamente de hielo en épocas pasadas o totalmente sin hielo durante eras muy cálidas. Ahora estamos viviendo un período que en los últimos dos o tres millones de años es cálido, aunque el predominio durante los últimos tiempos ha sido frío, con lo cual estamos en un momento excepcional y breve hablando a escala de miles y miles de años.

Sin embargo, la sensación es que cada vez hace más calor.

A escala humana, un siglo o medio, 30 años es el período mínimo, lo que estamos observando es que los datos que tenemos, que son pocos y malos -apenas cubrimos un siglo escaso y en muy observatorios de Europa y algunos de América-, muestran que desde finales del siglo XIX las temperaturas medias subieron hasta los años 40 de la pasada centuria, de entonces a los 70 bajaron bastante y a partir de finales de esa década hasta las postrimerías de los 90 subieron muy deprisa. Aunque pesa a la alarma científica, social y política, desde 1998 hasta ahora los promedios térmicos se han mantenido estables o incluso han bajado un poco.

¿No negará que hay preocupación sobre el futuro?

Claro que sí y para eso recurrimos a las apreciaciones de los modelos matemáticos. Sin embargo, éstos son muy imperfectos, se basan en datos que ni siquiera son muy buenos y sus soluciones matemáticas son caóticas. No tenemos unas buenas matemáticas para trabajar a largo plazo con volúmenes tan grandes como son la atmósfera y los océanos. Los modelos no son oráculos, son probabilidades y con muchos márgenes de incertidumbre. Por ejemplo, ninguno de ellos ha previsto los 17 últimos años de estancamiento del aumento de las temperaturas cuando el dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera se ha incrementado un 10 %.

¿A qué razón obedece el actual estancamiento térmico?

Se han dado algunas explicaciones, así por ejemplo los expertos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU opinan que el exceso de calor ha sido secuestrado por las capas profundas de los mares, pero no explican por qué eso no ocurría antes. En fin, pronósticos hay muchos, pero los meteorológicos suelen fallar a más de dos o tres días, y los climáticos, que son a 100 años ya ni le cuento. Recuerde aquello que decían de Rajoy, con tanta guasa, de que si su primo le había dicho... El primo, que es catedrático de Física Nuclear, es sevillano y seguro que lo dijo con mucha gracia, sin embargo Rajoy es gallego y tiene menos gracia, pero al final tenía razón. [En 2007 Rajoy cuestionó el cambio climático aludiendo a que su primo, catedrático de la Universidad de Sevilla, le había dicho: "He traído aquí a 10 de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que pasará dentro de 300 años?"]

Aunque fallen las previsiones, el actual modelo de crecimiento no parece sostenible.

Tanto si hay un cambio climático catastrófico en los próximos 50 años, como si no, tenemos que hacer lo mismo: que los ricos, que somos pocos, seamos menos ricos y menos desperdiciadores, y repartir más con los pobres, que no tienen nada. En estos momentos hay mil millones de humanos muriéndose de sed y de hambre en el mundo, y nosotros nos morimos de colesterol y de exceso de grasa. Desperdiciamos, energía, agua, comida, medicamentos y ellos no tienen nada.

¿Alguna propuesta para reducir dicho desequilibrio?

Debemos ser más eficientes en el uso de la energía y de todos los demás bienes naturales para que no se acaben. Por tanto hay que apostar por lo renovable y cada vez consumir menos fuentes de energía fósiles, aunque inevitablemente dependemos de ellos. La clave es ser más ahorradores y eficientes, reducir nuestros consumos a lo esencial y mantener lo que tenemos. En cierto modo lo que hay que hacer es que el desarrollo futuro sea más ambientalmente viable.