Rafael Álvarez, "El Brujo", tiene merecida su fama de actor de primerísimo orden. Sus muchos premios avalan una carrera de extraordinario relieve, culminada con esa Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que le fue entregada en 2003. Ahora, el actor cordobés está en el teatro Olympia de Valencia con su espectáculo El Evangelio de San Juan, cargado del humor y el sarcasmo propio de El Brujo, y que tuvo sus problemas tras su estreno en el María Guerrero de MadridÉ

¿Qué sucedió con el espec?táculo?

Había firmado un contrato con el Ministerio de Cultura que me obligaba a no poder representar este montaje en otro teatro de España que no fuera el María Guerrero. La ministra Sinde me dijo que era puro formulismo, y que no tenía que ser así. Cambió el ministro y me obligaron a cumplir lo firmado.

¿Hubo solución?

Convoqué una rueda de prensa para explicarme, y al día siguiente los titulares eran "El Ministerio de Cultura firma contratos aberrantes". Era sábado pero me llamaron del ministerio preguntándome qué quería por callarme. Al final, cedieron.

¿Tuvo también problemas con la Iglesia por considerar la obra irreverente?

No, en absoluto. No es irreverente, porque aunque hay humor y mordacidad, el Evangelio de San Juan es también humorístico.

¿Tampoco se metió con usted algún obispo?

Nunca. Es más, el obispo de Málaga me hizo hacer una representación en el altar mayor de la catedral ante dos mil personas.

¿Algunos católicos se pusieron en contra de este montaje?

Algunos, sí, pero ya se sabe que la ignorancia es libreÉ

¿Cuál es el momento actual de la cultura en España?

Lo veo jodido. Y no solo por parte del Gobierno, sino que en la sociedad en general hay una falta de sentido de la efectividad y sentido final de la cultura, que hoy está descafeinada y es prescindible, que como cualquier partido de fútbol no es de una necesidad extrema.

¿La cultura es patrimonio de la izquierda?

Bueno, eso era antiguamente. En la actualidad te encuentras gente inculta también en la izquierda.

Es usted un actor considerado clásico y sin embargo arrastra a los jóvenesÉ

Sí, y quisiera arrastrar todavía más gente joven. Es muy interesante el lenguaje teatral para los jóvenes.

¿El teatro es apolítico?

No, en absoluto, pero tampoco político. Vale que hay un teatro político, un teatro de evasión, pero el teatro no tiene por qué identificarse con cualquier tipo de ideología.

En el algún momento dijo usted ser apátridaÉ

Bueno, lo que no soy es un fanático de la patria como tampoco lo soy de los nacionalismos. Pienso que es una especie de infantilismo. La gente de cierta edad no se puede tomar tan a pecho cualquier tipo de nacionalismo porque es una lacra social que enfrenta a unos contra otros.

¿El remanido tema del IVA ha acentuado la crisis en el teatro?

Claro que sí, aunque no se cobra el IVA en el teatro. Hemos bajado el precio de las entradas para no gravar al espectador, al que no se cobra el 21% actual ni tampoco el ocho de antes. Preferimos perder nosotros a perder espectadoresÉ

¿Qué opina usted del cierre de RTVV?

No tengo referencias para opinar, pero todo aquello que deja en la calle a miles de personas es ciertamente lamentable y censurable.