Con el de anoche, "El tiempo entre costuras" lleva emitidos cuatro capítulos. El primero fue el más flojo. Los demás han ido ganando en intensidad hasta el punto de hacer que la serie de Antena 3 sea una de las producciones más destacadas de la ficción española. Hay noches en que se ponen ante la pantalla más de cinco millones de espectadores pendientes de la, cada día, más refinada y astuta Sira Quiroga, que a estas alturas sólo podemos imaginar interpretada por Adriana Ugarte. A ese podio de artistas destacados hay que subir a Eva Leira y Yolanda Serrano como directoras de reparto, que han hecho un trabajo excelente, trabajo que a veces queda diluido por secciones de la película más rimbombantes. Por eso, porque a veces también se olvida, destaco la música de César Benito, que envuelve la historia con aires de épica grandeza.

El guión, el montaje, la iluminación, la fotografía, y por supuesto la dirección de Iñaki Mercero, redondean un producto fascinante y cautivador que ennoblece a un medio que no da muchas alegrías, como si la calidad sin matices estuviera reñida con esa pantalla. El resultado de toda esa trama bien urdida es una serie de primera que apenas descuidó algún detalle. Hasta el personaje, importantísimo, del vecino de Sira, al que da vida Carlos Santos, tiene la frescura necesaria pero sin caer en la patochada de hacer de su plumita un descocado y grotesco mariquita de manual. Hay que olvidarse de la coletilla ridícula de que una serie está bien "para ser española", o de que está tan bien "que no parece española". Seamos justos. A disfrutar de "El tiempo entre costuras". Sin más.