El libro concluye que "la pregunta clave no es si puedes ser más feliz, sino si estás dispuesto a serlo". ¿Hay quien no lo está?
No todo el mundo está dispuesto a soportar incomodidades para descubrir sus potencialidades. Por eso es tan importante la fuerza del carácter, el entusiasmo, la fe, la determinación, el esfuerzo, la ilusión y la pasión. Pero ser optimista no significa no ser realista.
Explica cómo las emociones pueden llegar a modificar físicamente el cerebro.
La neurociencia afectiva nos enseña que hay que llenar el cerebro de ilusión porque es lo que nos hace estar donde estamos.
Pero con un 40 % determinado por los genes...
Determinado no. La genética más el ambiente marcan una tendencia. Hay cosas que sí son genéticamente deterministas como el color de los ojos, pero hay que saber que hay genes que se expresan y otros que no y que eso se puede cambiar.
¿Se puede "esculpir" la mente solo con sonreir, respirar, hacer ejercicio o meditar?
Se ha demostrado que la sonrisa desarrolla el área prefrontal izquierda, la del autogobierno. En la India vive la gente más pobre y siempre sonríen. ¿Por qué? Jaume Sanllorente -fundador de la ONG Sonrisas de Bombay- lo explica: porque no tienen otra cosa que ofrecerte.
¿Es usted de esos que ven en la crisis una oportunidad de cambio?
La crisis es un "mazazo" pero debería hacer reflexionar a la humanidad acerca de los valores que la están dirigiendo. Si son tener y dominar es que no hemos aprendido nada. Hay que pensar cómo hemos estado viviendo para que sucediera esto: ausencia de ética y una ambición desmedida.
¿En una situación inestable cómo va la gente a abandonar su zona de confort para arriesgar, como usted aconseja?
Lo que llamamos zona de confort no es segura. De todos modos, yo no animo a la revolución sino a la evolución. Estamos en un mundo que se mueve constantemente y nos puede dejar atrás.
¿La felicidad no compartida no es felicidad?
El bienestar subjetivo no lo es si no se incorpora al otro.
Sorprende que un hombre de ciencia dedique un amplio capítulo al espíritu.
Y no me avergüenza, al contrario. La ciencia no es lo opuesto a la dimensión espiritual, la ciencia nunca ha dicho que no exista Dios, o el espíritu, o la fe. Lo que dice es que no puede demostrarlo. Es agnóstica. Lo que hay es una corriente, el cientificismo, que es totalitaria. Algunos de los científicos más grandes, premios Nobel, como Einstein, creían en una dimensión más allá de lo material.
